Índice temático .
Lo que valoramos de México
Algunos textos sobre la encuesta
Análisis de los principales resultados
Aprobación presidencial
¿Qué le toca hacer a las autoridades?
Hablemos de economía
¿Somos una democracia liberal?
Conclusiones
Metodología
Lo que valoramos de México .
En 18 meses de cambios extremos en nuestro entorno –múltiples crisis, empezando por la sanitaria y la económica–, de quedarnos masivamente sin trabajo o sin turnos completos, de ver partir a nuestra gente –familia y amistades víctimas de un virus que parecía indomable–, de ver disminuidos los ingresos de los hogares y consecuentemente ver cómo se ensancharon las brechas de ingresos entre hombres y mujeres, jóvenes y adultos, habitantes del centro de las ciudades respecto a las zonas periféricas; de vivir la violencia de dentro del hogar y dentro de un proceso electoral de dimensiones inconmensurables, se aprecian valores intrínsecos a nuestra identidad mexicana que pensábamos olvidados.
En concreto me refiero a que en México valoramos mucho la libertad. No sólo porque nos genera optimismo, sino porque no estamos dispuestas a ceder en libertad de expresión o de tránsito a ningún precio, ni siquiera a cambio de mejores servicios públicos, de menor pobreza ni de mayor seguridad en las calles. Sorprende también que a pesar del deterioro de su reputación, más de la mitad de la gente piensa que México es una democracia… salvo los más jóvenes (18 a 29 años).
Entre los rezagos sociales y las deudas históricas, el pesimismo equivale al optimismo cuando se nos pregunta sobre nuestra opinión del gobierno o capitalismo. Sin embargo, el desencanto es el consenso cuando la pregunta va enfocada a la forma en la que funcionan la economía y la democracia en México, según los datos de esta encuesta que México, ¿cómo vamos? (MCV) y Reforma presentan en esta edición 2021.
A través de ejercicios como éste, buscamos documentar la evolución de valores cívicos y democráticos, y contrastarlos con la evolución del desempeño de la economía en el país.
Esperamos que las y los lectores puedan aprovechar estos resultados como una fotografía de un tiempo en el que las cosas no iban bien (la encuesta fue levantada en febrero de este año, cuando aún la recuperación económica no se perfilaba con claridad), y puedan aprovecharlo y contrastarlo con nuestras siguientes ediciones de la encuesta.
Sofía Ramírez Aguilar
Directora MCV Ciudad de México, junio 2021.
Algunos textos sobre la encuesta .
Lo que toca cambiar no es el modelo económico, sino las capacidades del Estado. Necesitamos reguladores más eficaces, procuración de justicia, mandatos constitucionales claros y entramados institucionales sólidos. Necesitamos más gobierno, no menos.”
Libertad, economía y democracia en tiempos de crisis, por Sofía Ramírez Aguilar para el blog de MCV en Animal Político, 2 de marzo, 2021.
La tensión que existe entre un sistema económico capitalista en un país cuyo gobierno es débil, y la baja efectividad de una democracia plagada de fallas, incapaz de ofrecer suficientes servicios públicos de calidad, es innegable. No sorprende que más de la mitad de la población piense que el modelo económico actual perjudica a la democracia, que a su vez está en crisis por la falta de atención a problemas reales de la gente, como la pobreza, la desigualdad, la falta de oportunidades, el auge de empleos sin prestaciones, la sensación de que la ciudadanía no está representada por sus gobernantes, la corrupción y la inseguridad, entre una larga lista de problemas que nadie resuelve.”
Libertad, economía y democracia en tiempos de crisis, por Sofía Ramírez Aguilar para el blog de MCV en Animal Político, 2 de marzo, 2021.
La magnitud de personas que evalúan de forma negativa a la economía nacional (60.5%) es mayor que quienes perciben un empeoramiento en su bolsillo (52.8%). A pesar de este deterioro, existe optimismo de que la situación económica mejore en todos niveles […]. Esto puede deberse a que la crisis fue de tal magnitud que cuesta trabajo pensar que se puede estar peor: se tocó fondo.”
Economías posibles, por Katia Guzmán Martínez para el blog de MCV en Animal Político, 18 de febrero, 2021
Análisis de los principales resultados
de la encuesta nacional en vivienda de panorama económico .
Durante febrero de 2021, México ¿cómo vamos? trabajó en coordinación con Grupo Reforma para levantar la primera Encuesta Nacional en Vivienda de Panorama Económico en el país. El objetivo de este ejercicio fue conocer la opinión de los y las mexicanas respecto a las condiciones económicas del país.
Para nuestra organización es fundamental entender cómo la gente incorpora la información económica a su toma de decisiones y qué tanto conoce del efecto de las distintas políticas públicas en su vida cotidiana.
Los datos resultantes nos dejan con varias reflexiones. Algunas preguntas nos permiten identificar contradicciones que nos obligan a entender mejor cómo se interpretan ciertos conceptos propios de la vida pública del país. Es el caso, por ejemplo, de conceptos como democracia o crecimiento económico, que parecieran tener mala percepción en la mayoría de los y las encuestadas, pero que no necesariamente corresponde a la opinión cuando se desglosan políticas propias de cada uno de ellos.
En segundo lugar, pareciera que las responsabilidades de los gobiernos, federal y estatales, no son evidentes para todo el mundo, lo cual da espacio para ciertas contradicciones. Por ejemplo, permite una calificación de “buena/muy buena” para la labor de un gobierno en el manejo de la pandemia y al mismo tiempo, considerar insuficientes los apoyos entregados en la contingencia.
En tercer lugar, es interesante ver cómo algunas respuestas permiten agrupar la vulnerabilidad que se concentran por grupo de encuestados. Por ejemplo, las mujeres encuestadas son en general más pesimistas sobre las condiciones económicas y están dispuestas a asumir acciones concretas más costosas —en términos de libertades o sacrificio, por ejemplo— para mejorar la situación. Por otro lado, los jóvenes parecieran menos dispuestos a sacrificar libertades y son más críticos para evaluar el desempeño de las autoridades. Finalmente, algunas posturas pueden diferenciarse por la región de procedencia de los encuestados. A menos ingreso promedio del estado, más exigente la demanda a la autoridad, probablemente porque es mayor la dependencia de un buen desempeño.
En términos generales, nos quedamos con la reflexión de que el trabajo de explicar de manera accesible los conceptos económicos y los efectos de las políticas públicas es muy necesario. La sociedad mexicana valora los principios propios de democracias liberales, pero no queda claro que se oponga a las políticas que pu- dieran amenazarlos. Pudiera ser que los conceptos no necesariamente se debatan con contenidos claros. Es decir, si discutimos en términos de conceptos difusos, es fácil avanzar políticas que les son contrarias, porque estamos hablando de ideas, no de consecuencias.
También resulta necesario hablar de responsabilidades democráticas concretas, con el objetivo de que la sociedad identifique quién es la autoridad responsable y cómo supervisar su trabajo. Sólo este ejercicio exigente de supervisión pue- de garantizar la rendición de cuentas propia de los países democráticos.
En México ¿cómo vamos? nos hemos planteado el objetivo concreto de que nuestra comunicación sea accesible para audiencias más amplias. Si bien nos honra ser punto de referencia para especialistas económicos, estamos convencidos de que nuestro trabajo es aún más importante para la ciudadanía en general. La encuesta nos permite confirmar esa intuición y motivar los siguientes pasos en nuestra labor.
A continuación, compartimos algunos resultados de la encuesta y la interpretación que hacemos de ellos.
Aprobación presidencial .
El 30 de abril de 2021 el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI) publicó la estimación oportuna de crecimiento económico al primer trimestre del año y, si bien reflejan una lenta recuperación de la economía, no hay aún razones para ser muy optimistas.
Nuestra encuesta, al igual que la mayoría de las encuestas confirma que, a pesar de los resultados económicos, el presidente López Obrador goza de una sólida aprobación. Nuestra interpretación es que esto responde a las siguientes razones: 1) Andrés Manuel López Obrador como individuo se sigue evaluando de manera distinta que como presidente. Esto podemos confirmarlo comparando las cifras de aprobación de su trabajo (casi 69%) con el apoyo que tendría para quedarse en el cargo, si hoy se planteara la posibilidad de que renunciara (sólo 58%). Es decir, más de 10% de los encuestados dicen valorar su trabajo, pero preferir que renuncie. Esto sólo puede explicarse si hay un vínculo emocional que puede disculpar a la persona con mayor facilidad que al funcionario.
El 30 de abril de 2021 el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI) publicó la estimación oportuna de crecimiento económico al primer trimestre del año y, si bien reflejan una lenta recuperación de la economía, no hay aún razones para ser muy optimistas.
En este caso, las mujeres están ligeramente más a favor de que renuncie que los hombres (6% más) y, contrario a lo que pudiera pensarse, en los estados con ingresos promedio más elevado, aunque la aprobación de su trabajo es similar, hay menos deseos de que renuncie (8% menos).
Esto pudiera estar relacionado con que en estados más ricos, la dependencia del gobierno para generar riqueza es menor y, por lo tanto, el problema económico que los indicadores nos muestran, no le cuesta al presidente.
2) En segundo lugar, vale la pena señalar que, a pesar de que los resultados económicos son muy malos incluso desde antes de la pandemia, la gran mayoría de la gente ni siquiera lo menciona como uno de los principales problemas del país.
Tanto hombres como mujeres de todas las edades identifican la salud como el principal problema. En segundo término está la inseguridad, que es una preocupación más intensa para las mujeres que para los hombres (23% vs 20%). La economía aparece apenas en cuarto lugar, con un valor parecido al de corrupción y muy lejos de salud — aunque si se agregara con el número de respuestas que señalan el desempleo, sería el segundo lugar en preocupaciones.
3) En tercer lugar, la responsabilidad se reparte con los gobernadores de los estados. Es curioso, por ejemplo que la mayoría (55%) de los encuestados piensen que el Presidente está haciendo lo suficiente para resolver los problemas económicos derivados de la pandemia del coronavirus, pero 65% piense que su gobernador no está haciendo lo suficiente, aun cuando el gobierno federal no lanzó ningún apoyo económico para contrarrestar los efectos de la pandemia y algunos estados sí dieron créditos, apoyos y exenciones fiscales. En este universo, las juventudes son más estricta s en su evaluación. Es probable que la conferencia mañanera (y la vespertina) en efecto genere la percepción de atender la pandemia o que concentrar la campaña de vacunación efectivamente haya logrado que se asocie a un esfuerzo presidencial.
Por otro lado, la mayoría de la gente está consciente de los resultados económicos del último año. El 85% o más piensa que las condiciones económicas se han mantenido o han empeorado en el último año en el país, en su estado o en términos personales. Una minoría optimista (12-15%) piensa que ha mejorado. Estas respuestas llaman la atención porque por lo menos la economía del país y del estado debieran convocar la misma respuesta. Es decir, no debiera ser un asunto subjetivo. Sin embargo, la percepción de la economía personal parece ser un buen predictor de que la gente vincula su situación personal a la evaluación general que hace de la economía.
Esta respuesta nos permite una reflexión adicional. Las mujeres parecieran ser más “realistas” que los hombres en términos de las condiciones económicas. Un porcentaje casi 10% mayor entre las mujeres piensa que la economía, tanto del país como de su estado, ha empeorado. Ellas normalmente ejercen el gasto para el hogar y tienen un capital social más amplio, por lo tanto, más fuentes de información económica. Son, también, las más dispuestas a sacrificar libertades o reorientar el dinero destinado a proyectos de gobierno con tal de ya resolver problemas como la pobreza. Es decir, las mujeres parecieran más dispuestas a asumir costos hoy para resolver el problema económico, lo cual probablemente indica que les pesa relativamente más que a los hombres. Finalmente, también son menos optimistas de que las cosas mejoren (en el país 39% vs 44% y casi 6% de diferencia en términos personales). En resumen, este último año, las mujeres han asumido un mayor costo económico o son más conscientes de él. Esto nos debería llevar a la reflexión de qué condiciones sociales existen que las mujeres se sienten menos optimistas y más responsables de resolver el entuerto económico.
¿Qué hacen las autoridades? .
Ahora bien, consistente con las preocupaciones que aquejan a la población, una amplia mayoría piensa que el gobierno debe enfocarse principalmente en atender la crisis de salud derivada del COVID, pero casi 30% piensa que la atención debe centrarse tanto en la crisis de salud como en la económica.
En cuanto a acciones concretas para reactivar la economía, la ciudadanía considera mayoritariamente que las ayudas que da el gobierno son insuficientes (64%), que debería hacer más para resolver los problemas de la gente (59%) y (67%) que si el gobierno no apoya a las personas y a los negocios, va a ser muy difícil que salgan adelante después de la pandemia.
La gente entrevistada está convencida de que el gobierno debe dar más apoyos para reactivar la economía. Estas preguntas son interesantes porque revelan que en México no hay realmente un debate sobre las responsabilidades de las autoridades públicas en términos de gasto. Es decir, no hay un grupo político que pugne por reducir el gasto, o por lo menos no con el principio de promover un Estado mínimo para incrementar las libertades de la ciudadanía.
Esto podría sugerir que, a pesar de que, como veremos más adelante, la gente valora la libertad, cree que el Estado debe gastar para aliviar problemas sociales contingentes. No tenemos pues, un electorado “libertario” con peso político considerable.
En ese sentido, la mayoría de la gente está a favor de que el gobierno ofrezca apoyos y redirija el gasto público prácticamente de cualquier manera, excepto si esto implica la adquisición de deuda pública. En estas respuestas, nuevamente las mujeres tienen una opinión más favorable de las medidas de apoyo (en algunos rubros hasta 10% mayor que los hombres) lo cual vuelve a sugerir que sufren relativamente más los costos de la crisis.
Entre estas medidas, sólo el 30% del electorado estaría a favor del endeudamiento público para atender la pandemia. Curiosamente, en esta última postura no hay mucha mayor intensidad en el electorado de mayor edad, que sí tiene experiencia personal en las crisis económicas provocadas por la indisciplina presupuestaria.
Nuevamente se confirma que la gran mayoría de las personas tienen concepciones liberales moderadas en el manejo de la economía. Es decir, valoran mucho la estabilidad económica, pero no al grado de satanizar el gasto público. La estabilidad económica es un valor compartido en todos los grupos de edad y en ambos géneros, y es, creemos, prueba de los valores sociales que se arraigaron durante la transición democrática.
Ahora bien, cuando se le pregunta a los encuestados qué medidas debe tomar el gobierno para reactivar la economía, la idea más popular es evitar que se pierdan más empleos, seguida por atraer más inversiones y, finalmente, evitar que cierren empresas y negocios. La primera y la tercera opción apuntan en la misma dirección y son, por mucho, opciones preferidas por las mujeres. Mientras que éstas son soluciones más inmediatas, la atracción de inversiones tiene una relación más indirecta con la generación de condiciones de bienestar. Nuevamente podemos sugerir que las mujeres parecieran preferir soluciones más prácticas e inmediatas porque asumen mayores costos de la crisis económica.
Parece que entendemos poco de las fuerzas que mueven a la economía. Estamos acostumbrados a ver resultados, pero no necesariamente los procesos o las dinámicas entre las variables. Mayor inversión evita que cierren negocios o provoca que abran otros, lo cual puede generar empleo y sustituir la entrega de dinero a los más pobres. Digamos, sería una solución menos inmediata, pero de mayor estabilidad en el largo plazo. Sin embargo, no es la opción preferida y 20% piensa que debería optarse por la opción más directa y con menor poder multiplicador. Esto habla por un lado de las condiciones de necesidad que prevalecen y, por el otro, de la poca relación de causalidad que se identifica entre las variables.
Si desglosamos estos datos con un criterio regional, podemos observar que hay diferencias de opinión dependiendo del ingreso promedio de los estados. Resulta que los estados con un mayor ingreso promedio, tienen una preferencia significativamente más alta que los demás por atraer inversión, los estados de ingresos medios prefieren evitar cierres de empresas y mantener empleos, mientras que los estados más pobres prefieren entregas de dinero a los pobres en una proporción de dos o tres veces más que los estados relativamente más ricos. Esto puede reflejar que la preferencia depende de las fuentes de ingreso de los estados y que en esta variable, las personas tienen el proceso de generación de riqueza muy claro. Es decir, aquello que puede contrastarse en términos reales es más accesible que los conceptos teóricos que requieren demostración argumentativa para encontrar lógica.
Hablemos de economía .
Aunque la mayoría de los encuestados no señalan la economía como el problema más urgente del país, cuando se les pregunta directamente a la ciudadanía si el crecimiento económico siempre conlleva bienestar, 60% de las personas piensan que sí y 37% asocian el concepto a calidad de vida y bienestar.
Las respuestas a esta última pregunta son interesantes porque menos del 10% de las personas asocian el crecimiento económico a mayores ingresos y menos del 3% (¡!) lo asocia a más empleo, cuando teóricamente serían las variables más relacionadas. Esto nos hace pensar que cuando hablamos de crecimiento económico en esos términos, las personas asocian el concepto con una sensación de bienestar, pero no necesariamente con condiciones económicas específicas. Por otro lado, cuando responden respecto a los efectos del crecimiento económico, reconocen que pueden ser desiguales y que no necesariamente implica bienestar para todas les personas. En un siguiente ejercicio de naturaleza cualitativa, sería útil explorar cómo entiende la gente el crecimiento económico y si nutre este concepto con expectativas individuales.
Por otro lado, las personas asocian mayores ingresos a cambios en variables que guardan relaciones positivas con el estado de derecho o el crecimiento económico, pero no necesariamente con los ingresos personales. Tal es el caso de la reducción en corrupción, inseguridad y/o desigualdad. En este rubro, el discurso del presidente López Obrador encuentra eco: la corrupción es la gran villana.
En términos de la evaluación sobre la economía, encontramos que la mayoría de la gente está insatisfecha con la forma en que funciona la economía en México. Sólo la tercera parte considera que tenemos una economía capitalista y tanto como el 20% piensa que tenemos una economía socialista. Estas respuestas nos vuelven a recordar lo distante que están los términos económicos de la gran mayoría de la población, aunque puedan evaluar, anticipar y reaccionar homogéneamente a condiciones materiales tangibles.
Finalmente, la gran mayoría de las personas piensan que la forma en la que funciona la economía es injusta, que no genera mayor bienestar en el mundo, que no genera mejores condiciones de futuro para les jóvenes y que ni siquiera es el mejor sistema posible.
En estas respuestas no parece haber diferencias sustantivas de percepción derivadas del género, pero sí por edad. Les jóvenes se oponen con mayor intensidad a cómo funciona la economía hoy. Será cuestión de explorar estas percepciones con mayor detalle para saber si esta preferencia está asociada a la edad, a un concepto ambiguo o si de hecho prefieren otro modelo económico.
¿Somos una democracia liberal? .
Aún cuando el principal interés de México ¿cómo vamos? radica en entender la relación que las personas guardan con los fenómenos económicos, exploramos los sentimientos respecto al régimen democrático y encontramos que para la ciudadanía, la democracia no es un concepto prioritario, pero, tal como ocurre con el crecimiento económico, si desglosamos sus componentes, resulta que la gente, de hecho, valora mucho la libertad.
La mayoría –aunque no amplia– de la gente piensa que somos una democracia (54%), y el 59% se dice insatisfecho con su funcionamiento. Esto es peor en el ca- so de las mujeres, quienes se dicen ligeramente menos satisfechas con la democracia. Es interesante el caso de los jóvenes que, si bien no se sienten en general significativamente más insatisfechos con su funcionamiento, una mayoría piensa que México no es una democracia. Nuevamente, queda la duda de cómo se definen estos conceptos de tal forma que en proporciones casi iguales pueda pensarse que vivimos en un régimen autoritario que en uno democrático. Tenemos que entender de mejor manera cómo se construyen estas definiciones.
Al igual que en el caso del crecimiento económico, cuando preguntamos por el concepto abstracto, la gente es menos entusiasta, sin embargo, si preguntamos respecto a su contenido, en este caso, un régimen de libertades, resulta que les encuestados tienen un alto valor por la libertad.
Es, de hecho, el concepto que más optimista los hace sentir y, mayoritariamente, no están dispuestos a sacrificar libertades a cambio de que se reduzca la pobreza, mejore la seguridad o los servicios públicos. En este caso las mujeres están un poco más dispuestas a sacrificar libertades. Esto nos habla, tal vez de que ellas viven en condiciones de menor libertad y sufren más la inseguridad y la pobreza
Finalmente, es interesante observar que el concepto “neoliberal” genera más pesimismo que optimismo, aunque prácticamente una quinta parte de los encuestados lo asocia a la libertad, el concepto que mayor optimismo genera.
Conclusiones .
La encuesta nos refleja que si bien las personas entienden perfectamente las consecuencias de cambios tangibles en las condiciones económicas, no necesariamente define los conceptos teóricos con el mismo contenido. En ese sentido, aunque la gente valora la estabilidad económica y la libertad, cuando se habla de crecimiento económico o de democracia, se reconoce decepcionada o reticente. Esta primera reflexión nos obliga a trabajar en ejercicios ciudadanos que nos permitan desenmarañar conceptos teóricos que tienen un impacto directo en la economía de las familias. Tenemos que cambiar o ampliar los términos de la conversación.
Existen algunas variables que vale la pena analizar ya sea por grupo de edad o por género. Las y los jóvenes son más intensos en preferencias que sirven para asentar sus libertades, mientras que las mujeres tienen mayor urgencia por resolver problemas económicos concretos.
La división regional de la información también nos da una perspectiva de narrativas en torno a la economía. Los estados más ricos se sienten más independientes del gobierno, pero quieren invertir y conservar empleos, mientras que las entidades de menor ingreso se reconocen altamente susceptibles a la ayuda gubernamental.
Los estados con ingreso medio parecen más convencidos de medidas propias de la transición democrática: bajar la deuda pública, exención de impuestos de ser- vicios para combatir efectos económicos de la pandemia, casi 14% más en contra de que negocios operen en condiciones de pandemia alta. Es decir, la herencia de la transición parece concentrarse en los estados de ingreso medio.
Finalmente, es interesante observar que el Presidente, que narrativamente ha encontrado en el neoliberalismo el origen de todos los males sociales, realmente se beneficia de que las personas crean que el gobierno no es el principal responsable de resolver las condiciones de vida de las personas y no le exijan más allá de lo que le exigen a sus gobernadores. El combate a la corrupción y la austeridad que evita la deuda son dos banderas con las que la mayoría coincide y dependerá de la capacidad evasiva del presidente que no reconozcan que los resultados económicos que les parece de urgencia resolver, son en realidad consecuencia de llevar la reducción del gasto al extremo, entre otras medidas procíclicas que se han asumido en este año de crisis.
En lo que respecta al trabajo de nuestra organización, nos queda claro que nuestra tarea es conversar más ampliamente de conceptos económicos que son difusos, de tal forma que todas las y los mexicanos puedan entender los efectos tangibles en su vida cotidiana. Esto les permitirá tomar mejores decisiones económicas, tal como lo hacen con variables más tangibles.
Metodología .
Encuesta nacional en vivienda 2021
Marco muestral: Catálogo de secciones electorales del INE.
Tamaño de la muestra: 1,200 entrevistas.
Población objetivo:Mexicanas y mexicanos de 18 años cumplidos en adelante. Fechas de levantamiento: 4 al 10 de febrero de 2021
Diseño muestral: Bietápico, estratificado y por conglomerados.
Se utilizaron estimadores de Horvitz-Thompson para el cálculo de las proporcio- nes. La calibración se realizó por género, edad y escolaridad, para cada uno de los estratos de nivel de ingresos* y para el nivel nacional, lo cual permite que los resul- tados obtenidos por cada una de estas categorías sean representativos.
Error de estimación: +/-4.1% con un 95% de confianza.
Tasa de rechazo a las entrevistas: 39%.
*Definición de nivel de ingresos por entidad federativa: De acuerdo con el nivel de PIB promedio por habitante (PIB per cápita) en 2018, las entidades se dividieron en tres grupos: 1) Ingresos altos, 2) Ingresos medios y 3) Ingresos bajos.
Ingresos altos: Campeche, CDMX, Nuevo León, Baja California Sur, Coahuila, Sonora, Querétaro, Aguascalientes, Quintana Roo, Baja California, Tabasco.
Ingresos medios:Chihuahua, Jalisco, Tamaulipas, San Luis Potosí, Colima, Guanajuato, Sinaloa, Yucatán, Durango, Hidalgo, Zacatecas, Morelos
Ingresos bajos: Nayarit, Veracruz, Michoacán, Puebla, Edo. Méx., Tlaxcala, Oaxaca, Guerrero, Chiapas
Diseño del cuestionario: México, ¿cómo vamos? y Lorena Becerra, al frente de Datología, Grupo Reforma.
El procesamiento de la información para la redacción de los ensayos estuvo a cargo de Katia Guzmán Martínez, coordinadora de datos en México, ¿cómo vamos? Base de datos disponible en www.mexicocomovamos.mx/encuesta-nacional-panorama- economico