Para quienes dudan que la integración comercial norteamericana es real, México fue por primera vez en la historia, el principal socio comercial de Estados Unidos (EUA) durante todo 2023. En números de comercio total –importaciones y exportaciones-, México intercambió 738 mil millones de dólares (mdd), mientras que Canadá quedó ligeramente por debajo con 712 mil mdd.
Pero lo verdaderamente importante es lo que EUA le compró a México porque de eso se trata el nearshoring: casi 439 mil mdd, 88% de todo lo que le vendimos al mundo en mercancías en 2023.
En términos porcentuales, 15.5% de las mercancías que EUA importó al cierre de 2023 las obtuvo de México, por encima de China y Canadá, manteniendo esa proporción durante los cuatro trimestres del año, y dando un salto importante respecto al desempeño de las exportaciones mexicanas en 2022.
Sin embargo, México y gran parte de las economías avanzadas perdieron dinamismo económico al cierre del año pasado. Para México, si bien el saldo anual fue positivo, entre el segundo y tercer trimestre México perdió 0.2 puntos porcentuales en la participación de importaciones que EUA realizó; y aunque el en cuarto trimestre México se recuperó, en el mes de diciembre México volvió a estar por debajo de Canadá en este rubro. Un cierre de año bueno para el comercio de México pero no sin algunos baches.
Esa pérdida de dinamismo la percibimos también en otros indicadores de la vinculación comercial, como en el nulo crecimiento del sector secundario -dentro del cual destacan las manufacturas- entre el tercer y cuarto trimestre 2023. Tenemos una buena posición geográfica pero no lo tenemos todo resuelto.
Una desafortunada confluencia de factores nos han hecho perder competitividad. La inseguridad, los cambios legales referentes a la industria eléctrica, y la sequía severa en gran parte del territorio -sobre todo en regiones donde más inversiones privadas se habían anunciado en 2023-, han impactado en el desempeño de nuestras exportaciones.
Además, no toda la relocalización de cadenas de suministro que abandonaron China está llegando a México. Es decir, lo que pierde China no lo gana en igual proporción México. Veamos, en 2023, las importaciones que EUA hizo desde China cayeron cerca del 20%, pero México sólo pudo incrementar sus ventas a EUA en menos de 5%, según hizo notar Gabriela Siller, Directora de Análisis Económico en Grupo Financiero BASE, en su cuenta en X.
Así es como recibimos el pasado 5 de febrero un paquete de 18 reformas constitucionales que envíó el Ejecutivo Federal con impactos directos en el sistema de pesos y contrapesos democráticos, en la competencia económica y la autonomía técnica frente a intereses político-electorales.
Este paquete de reformas no cuenta con evaluaciones de impacto presupuestario (CIEP en X) en términos de la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria, en detrimento de la viabilidad de las finanzas públicas y de la provisión de servicios públicos relevantes, como guarderías, estancias infantiles, escuelas de tiempo completo o abastecimiento de medicamentos y servicios de salud.
Porque, en efecto, no basta con elevar a rango constitucional el derecho a recibir transferencias o servicios públicos, sino que traducir el texto constitucional a políticas públicas cuesta recursos.
Además, en una interpretación amplia del T-MEC -y del resto de los instrumentos comerciales que México tiene firmados con terceros países-, varias de estas iniciativas de reforma pueden traducirse en demandas por violación a aspectos específicos del tratado. En particular, que México no pudiera garantizar condiciones de competencia económica a inversionistas y empresas de Estados Unidos y Canadá, ya que no tendría autoridades regulatorias con autonomía e independencia de intereses políticos que pudieran garantizar condiciones de competencia en sectores clave como las telecomunicaciones.
En este contexto de retos y oportunidades, en 2026 se llevará a cabo la revisión de los términos y resultados del T-MEC hasta ese momento. De esa revisión derivarán medidas y mecanismos para la ratificación del tratado en 2030. Nada menor, siendo muy evidente todo lo que está en juego: comercio, crecimiento y progreso social, particularmente para México.
La revisión del T-MEC en 2026 no se hace al vapor. Aunque la atención mediática en 2024 esté ocupada en contiendas electorales en México y en Estados Unidos, y aunque los términos de la relación bilateral parezcan desdibujarse alrededor de la discusión migratoria y del tráfico de fentanilo, este año debemos prepararnos para poner sobre la mesa los temas comerciales que queremos discutir con las nuevas administraciones federales en 2025, y así llegar a la revisión del tratado con argumentos y posiciones claras.
El comercio trilateral de América del Norte ha tenido un enorme impacto en bienestar, pero también en empleo, en desarrollo de sectores estratégicos como la minería de metales críticos, los dispositivos médicos, los semiconductores y microchips, y en temas transversales como el agua y electricidad limpia y suficiente. Todo esto lo hemos documentado en el Proyecto Norteamericano, una iniciativa que busca reconocer el camino andado de 40 años de apertura comercial en la región, y trazar una ruta hacia 2026, 2030 e incluso 2050.
No desestimemos la relevancia del intercambio comercial de Norteamérica. Las tres economías -México, Estados Unidos y Canadá- estamos dentro de las economías más diversificadas y grandes del mundo, con participación conjunta de casi un tercio del PIB mundial. Y México pasó de tener 7% de las compras que EUA hacía al mundo en 1994 a más del 15% en 2023.
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La autora es directora de la organización México, ¿cómo vamos?
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