En las últimas semanas el peso mexicano sorprendió al apreciarse hasta niveles cercanos a los 19.50 pesos por dólar, alcanzando su mejor nivel desde octubre de 2024, previo al triunfo electoral de Donald Trump en Estados Unidos. Esta recuperación ocurrió en un contexto complejo para México, marcado por incertidumbre internacional —con la constante amenaza de aranceles por parte de nuestro principal socio comercial— y también nacional, derivada de la reforma al Poder Judicial, la extinción de organismos autónomos como el IFT, COFECE e INAI, y las reformas a PEMEX y CFE como empresas públicas del Estado.
Entonces, ¿por qué el peso ganó terreno cuando las condiciones parecían desfavorables? El repunte reciente es resultado de una combinación de tres factores: un dólar debilitado, señales de moderación en la política comercial de Estados Unidos y margen del Banco de México para reducir la tasa de interés, lo que podría impulsar la actividad económica.
1. Un dólar estadounidense debilitado: incertidumbre como catalizador
Durante marzo y abril de 2025, el dólar perdió valor debido a que las políticas proteccionistas impulsadas por el presidente Donald Trump incrementaron la percepción de riesgo entre los inversionistas globales. A esto se sumó la creciente incertidumbre sobre la autonomía de la Reserva Federal, banco central de Estados Unidos, después de que Trump lanzara críticas directas contra su presidente, Jerome Powell. Estas señales de injerencia en la política monetaria generaron nerviosismo en los mercados financieros, disminuyendo la confianza en el dólar como activo seguro y favoreciendo así la apreciación de monedas de mercados emergentes como el peso mexicano.
2. Expectativas de una moderación comercial: ¿respiro momentáneo o cambio de rumbo?
Un segundo factor que ha contribuido al fortalecimiento del peso es el tono menos agresivo que ha adoptado la administración Trump en las últimas semanas, respecto a su política comercial. Aunque el discurso proteccionista no ha desaparecido, han comenzado a surgir señales de una posible moderación, incluso en las negociaciones con China. La percepción de una desescalada en el conflicto comercial ha fortalecido la confianza de los mercados financieros, incentivando la demanda por activos de economías emergentes.
Destaca la posición estratégica de México y Canadá, pues al contar con la proximidad física y un tratado como el T-MEC, estos países podrían seguir afianzándose como socios atractivos y la mejor alternativa para ser más competitivos ante los gigantes asiáticos. El sector exportador de nuestro país podría beneficiarse significativamente. Asimismo, las conversaciones entre Trump y la presidenta Claudia Sheinbaum han sido interpretadas positivamente por los mercados.
3. Banco de México: margen para relajar la política monetaria
Finalmente, el entorno inflacionario más controlado ha permitido que el Banco de México continúe con un ciclo descendente en su tasa de referencia. La expectativa es que sigamos viendo recortes el resto del año, lo que favorecería la inversión y, por ende, se reflejaría en dinamismo económico.
En este sentido, el debilitamiento del dólar como resultado de tensiones políticas internas en Estados Unidos, el cambio de tono en las políticas comerciales de Trump y el entorno doméstico que permite ajustes en la tasa de interés, han sido los factores clave detrás de este comportamiento del tipo de cambio. Aun así, como siempre, es incierto el tiempo que duran este tipo de movimientos y hacia dónde irán después, por lo que en el corto plazo será relevante observar si estas condiciones se sostienen.
En particular, la moderación en el discurso de Donald Trump puede ser frágil y momentánea, o un cambio de rumbo en la política comercial respecto a lo que fueron los primeros meses de su administración. No obstante, este puede ser un respiro para tomar fuerza de manera interna en México. Es urgente avanzar en la implementación de políticas —como las propuestas en el Plan México— que promuevan la inversión productiva, particularmente en sectores de alto valor agregado, impulsen la creación de empleos mejor remunerados y dinamicen el consumo privado. Este tipo de medidas que propicien una base sólida de crecimiento, junto con la autonomía del Banco de México, contribuirán a que nuestra moneda tenga un mayor valor, no solo en el corto, sino también en el largo plazo.
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* Brenda Flores Cabrera (@BrenFlores04) es analista en México, ¿cómo vamos?