México tiene el peor resultado en términos de pérdida de vidas humanas y recuperación económica de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y uno de los peores desempeños a nivel mundial. En su último reporte sobre salud “Health at a Glance 2021”, la OCDE reporta que 4,456 mexicanos por millón murieron en exceso, mientras que la mortalidad en exceso del promedio de sus países miembros es tres veces menor. Además, México fue de las economías que perdió más Producto Interior Bruto (PIB) y que está tardando más en recuperarse: lo hace a una tasa 4 veces menor que el promedio de la OCDE. 1
Para hacer frente a la pandemia y sus consecuencias, la mayoría de los países del mundo han ejecutado políticas públicas para mitigarla: desde cuarentenas estrictas y uso de mascarillas para evitar muertes y la saturación del sistema hospitalario, hasta el uso agresivo de políticas fiscales y monetarias para amortiguar el impacto sobre la economía.
El propósito de este texto no es esclarecer qué políticas funcionaron y cómo lo hicieron, tarea demasiado ambiciosa para sólo mil palabras y unos días de reflexión. Más bien, lo que pretendo es comparar las políticas que México ha ejecutado para contener el virus, minimizar su mortalidad y ayudar a empresarios, trabajadores y estudiantes a mantener sus ocupaciones e ingresos, con las políticas del resto de países del mundo y así evidenciar que la toma de decisiones del gobierno de México no parece haber sido guiada por un genuino interés en la población y aún menos en los pobres.
Para poder analizar comparativamente las políticas de México, la Universidad de Oxford mantiene una base de datos sobre la respuesta de los gobiernos frente al Covid desde el 1 de enero de 2020 hasta el día de hoy, y pueden encontrarlos aquí. Los administradores de estos datos dividen las políticas públicas en 3 rubros distintos: contención, economía y salud, aunque una forma más conveniente de presentarlos es agrupándolas en dos: las políticas que están orientadas a preservar la vida de las personas y las empresas, y las que intentan amortiguar el golpe económico. Ambos grupos de políticas interactúan entre sí, ya que es difícil de imaginar que las cuarentenas no tengan un impacto en la economía o que las ayudas a empresas y trabajadores no vaya a influir en sus comportamientos frente al virus, impactando sobre el exceso de mortalidad de un país.
Aunque podemos comparar a México con todos los países del mundo usando estos datos, va a ser de particular interés compararle con países con similar nivel de desarrollo económico, que será medido con el PIB por habitante ajustado por paridad de poder de compra de la Penn World Table, una base que los economistas usan con frecuencia para estudiar diferencias en niveles de vida entre naciones. La comparación con países similares permite argumentar, en contra de la narrativa oficial, que el gobierno no actuó en la forma en que lo hizo pensando en que “primero los pobres”, sino que, a pesar de las circunstancias originadas por el coronavirus, el gobierno mantuvo los objetivos de gasto prepandemia y ejecutó políticas de contención o bien laxas o incoherentes.
Los datos muestran que las decisiones que ha tomado el gobierno de México durante el Covid ni se acercan a las recomendaciones de expertos respecto al uso de mascarillas, cierre de escuelas, lugares de trabajo y medidas de distanciamiento social, ni se acercan a las tomadas por países similares, por lo que la tesis de que el gobierno hizo lo que pudo se debilita. Comenzando con las medidas de contención de los contagios, el gráfico 1 muestra el % del tiempo de pandemia que han estado vigentes el uso obligatorio de mascarillas, el cierre de escuelas en todos los niveles educativos, el cierre de empresas y el tiempo en el que las aglomeraciones de personas, sobre todo en espacios cerrados, han estado restringidas.
Los países más ricos han obligado a sus ciudadanos a llevar mascarillas durante más tiempo de pandemia que el resto de los países, pero no es con quienes estamos comparando a México, sino con países del quinto decil de PIB por persona. México solo ha obligado a sus ciudadanos a llevar mascarilla un 5.5% del tiempo, mientras que países comparables en términos de desarrollo forzaron esa política durante un 48.9%. Igualmente, México apenas restringió las aglomeraciones, que han estado prohibidas solo un 6.5% del tiempo, comparado con un 23.4% en países de similares condiciones económicas.
Al contrario que los países de similar desarrollo económico, México ha cerrado empresas y escuelas una cantidad mayor de tiempo, lo que no esperaba encontrar en los datos, ya que el gobierno repitió con insistencia que tenían que pensar en las personas que necesitaban trabajar para subsistir día a día. Al cerrar las escuelas, se olvidó de los millones de madres que se vieron obligadas a abandonar sus trabajos para hacerse cargo de los niños que se quedaron en casa. Tampoco pensó en los niños, que han perdido más de un año de clases, lo que probablemente afecte al resto de sus vidas. Este estudio realizado en Holanda muestra que, en un país rico, densamente conectado a internet y que interrumpió la enseñanza menos de 8 semanas, los estudiantes perdieron más de un mes de aprendizaje, siendo este perjuicio mucho mayor para los estudiantes de familias más pobres.
Las ayudas que los hogares y las empresas mexicanas han recibido han sido de corta duración y escasas cuando las comparamos con las de países similares. México ha ofrecido ayudas a la renta un 16.47% del tiempo de pandemia y estas ayudas jamás han sido mayores al 50% de la renta anterior a la interrupción de actividades. Los países del quinto decil de ingresos, donde se sitúa México, extendieron sus ayudas un 63.15% y estas fueron particularmente generosas durante 10.81% del tiempo de pandemia. México también ha ofrecido alivios a las deudas de las empresas durante un menor tiempo que países similares, como muestra el gráfico 2.
Por último, las ayudas de estos países no solo han sido más prolongadas en el tiempo, sino que han sido más generosas. No se comparan a los 9,071 dólares por persona que gastó el 10% de los países más ricos, pero 650 dólares son muchos más, 8 veces más, que los 75 dólares por persona que gastó México: el equivalente a una cena en Polanco.
Desentrañar si estas políticas llevaron a México a tener el mayor exceso de mortalidad de la OCDE al mismo tiempo que experimentaba una de las mayores debacles económicas de su historia es lo que verdaderamente importa para juzgar las acciones de gobierno y de si es digno de que los ciudadanos le otorguen su confianza de nuevo.
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* Jorge Alonso Ortiz (@economicliberal) es doctor en Economía por la Universidad del Estado de Arizona, profesor de tiempo completo e investigador en el ITAM y experto México, ¿cómo vamos?
1 Este número surge de agregar las tasas de crecimiento intertrimestrales reales de los trimestres a partir del segundo de 2020 para México y el promedio de países de la OCDE:
México: -17.8 + 13.8 + 2.9 + 1.0 + 1.2 – 0.4 = 0.7 %
OCDE: -10.4 + 9.4 + 1.0 + 0.8 + 1.7 + 1.1 = 3.6 %