Contar a los grupos minoritarios es todo un reto; más cuando se trata de un tema tan complejo y personal como el de las minorías sexuales.
Aunque existen encuestas sobre orientación sexual, en muy pocos países las instituciones encargadas de las estadísticas oficiales se han dado a la tarea de recabar información de la población LGBTTTIQ+.
¿Por qué deberían importarnos estos datos? Más allá de tener un número, conocer las características de esta población permite atender necesidades, ya sea desde la sociedad civil o mediante políticas públicas.
La manera ideal de conocer si una persona pertenece a la comunidad LGBTTTIQ+ es preguntarle directamente. Sin embargo, pese a los avances, la discriminación e ideología conservadora sigue siendo limitante para que una persona no revele su orientación sexual, ya sea por miedo, porque no está lista para hacerlo, por desconfianza a quien le encueste, u otras situaciones.
Además, suelen ser pocas las encuestas que hacen la pregunta de manera directa. En México, se hizo en la Encuesta Nacional de Discriminación de 2017 y en la Encuesta sobre Discriminación por Motivos de Orientación Sexual e Identidad de Género de 2018. Aunque son un avance, la muestra de las encuestas es pequeña y se enfoca en discriminación, lo cual limita la información que se puede obtener.
Este martes, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) dio a conocer los resultados de la Encuesta Nacional sobre Diversidad Sexual y de Género (ENDISEG), levantada en 2021 y 2022, que tuvo una muestra más grande, con un enfoque temático integral y que no sólo entrevistó a personas en hogares, sino que permitió la participación vía internet, lo que permitirá obtener resultados más precisos. 1
Otra forma para identificar a las minorías sexuales es mediante encuestas de salud que preguntan el número de parejas sexuales que ha tenido una persona y su sexo. Una última forma es el identificar a la persona jefa de familia y a su pareja, así como el sexo de ambas. 2
¿Cómo podemos conocer información sociodemográfica sobre las minorías sexuales en México? La mejor opción que se tiene hasta el momento es el Censo de Población y Vivienda 2020 3 y utilizar la estrategia de identificación de parejas del mismo sexo. El cuestionario ampliado se aplicó en 4 millones de viviendas, que representan el 10% del total y permiten tener una muestra de gran tamaño; además se preguntó, no sólo por la pareja de las personas al frente de la vivienda, sino por la pareja de todas las personas que la habitan.
Usar este método tiene sus limitantes. En primer lugar, desdibuja la diversidad sexual de la población, pues sólo se identifican parejas y se catalogan en del mismo o diferente sexo, dejando de lado las etiquetas que cada persona pueda tener. Segundo, es necesario hacer ciertos supuestos para asegurar la identificación, como eliminar las relaciones polígamas, la cohabitación y que ambas se hayan declarado mutuamente como pareja.
De las personas en una relación del mismo sexo, 505,158 millones eran hombres y 272,478 eran mujeres.
Con base en la muestra del Censo de Población y Vivienda, en 2020 había 125.5 millones de personas en viviendas particulares habitadas, de las cuales 51.2 millones (40.8%) se encontraban en una relación de pareja. De éstas, el 98.5% eran personas en una relación heterosexual y el 1.5% restante, en una relación del mismo sexo.
En comparación con el Censo 2010, el número de hombres en una relación del mismo sexo se incrementó 138%, mientras que las mujeres lo hicieron en 29%. Como referencia, las personas en una relación heterosexual crecieron en 15% en esos 10 años.
Como encuestas alrededor del mundo lo han mostrado, las generaciones más jóvenes tienden a ser más abiertas y a identificarse más con orientaciones sexuales no normativas. 4 El promedio de edad de las personas en una relación heterosexual es de 44.3 años; mientras que, para hombres en relación homosexual es de 41.8 y para mujeres de 39 años. Esto se compara con los promedios de 42.1, 41.5 y 41.2 años de 10 años atrás.
Como consecuencia, los años de escolaridad promedio son más altos en las personas que están en una relación del mismo sexo, pues las nuevas generaciones han alcanzado niveles de educación más altos. Los hombres en relación heterosexual promedian 9.4 años de escolaridad y las mujeres 9.3 años; mientras que en las personas en relación del mismo sexo el promedio es de 10 y 10.6 años, respectivamente. Esto se compara con los 9.2, 8.9, 9.4 y 9.9 años que se observa con datos de 2010.
Estas dos características demográficas son importantes para resultados en el mercado laboral. Sin establecer causalidad, se observa que el salario promedio de las personas en una relación homosexual es superior a la de sus pares en relación heterosexual. A nivel internacional se ha encontrado que las mujeres homosexuales ganan más que las mujeres heterosexuales, aunque todavía menos que los hombres; una posible explicación se relaciona con la maternidad. En cambio, en los hombres usualmente se había encontrado un salario menor en los homosexuales con respecto a los heterosexuales, aunque investigaciones recientes han empezado a encontrar evidencia de una reversión y podría ser también el caso de México. 5
De acuerdo con el Censo 2020, se describen algunas características a continuación.
El ingreso mensual promedio de los hombres en relación heterosexual era de 9,475 pesos frente a 9,830 pesos de los hombres en relación homosexual. En el caso de las mujeres el ingreso promedio era de 7,505 pesos para quienes están en una relación de diferente sexo y de 9,342 pesos mensuales para las del mismo sexo.
Es importante considerar otra variable que puede afectar: las horas trabajadas. Los hombres en relación heterosexual trabajan en promedio 47.3 horas frente a 44.3 de los hombres en relación homosexual. En el caso de las mujeres la diferencia es mucho más evidente, 37.5 frente a 44.4 horas, respectivamente. Esta disparidad en las mujeres refuerza la idea de que, al escapar de los roles de género, principalmente en aspectos reproductivos, las mujeres en relación homosexual pueden dedicar más tiempo al mercado laboral que las heterosexuales. Desafortunadamente el Censo no cuenta con información sobre el tiempo dedicado a actividades del hogar.
La discriminación por orientación sexual y género se puede enmarcar junto con otras causas de discriminación, por lo que es importante considerar otras características.
El 18.5% de la población se considera indígena; en las personas en una relación heterosexual, la proporción es de 20.8% para hombres y 20.5% para mujeres. Pero en los hombres en relación homosexual es de 18.2% y en las mujeres, de 14.6%. Por otra parte, el 2% de la población se considera afrodescendiente y en este aspecto no se observan diferencias por tipo de pareja.
Finalmente, el 11.5% de los hombres en relación homosexual dijeron tener algún grado de dificultad para ver, 4.2% para escuchar, 6.9% para moverse y 0.9% para hablar; mientras que 0.3% dijo tener alguna condición o problema mental. En el caso de las mujeres en relación del mismo sexo, el 9.8% dijo tener alguna dificultad para ver, 3.2% para oír, 5.4% para moverse, 0.7% para hablar, y 0.3% reportó alguna condición o problema mental. Para las parejas heterosexuales los porcentajes no fueron sustancialmente diferentes por sexo.
Este es únicamente un vistazo a sólo una parte de la población LGBTTTIQ+ y a algunas de sus características generales. Contar con mayores fuentes de información, como la que presentó INEGI esta semana, nos permitirá conocer mejor los retos que enfrentan sectores de la población que durante años han sido excluidas, y ofrecerá la posibilidad de conocerles de manera integral y plantear alternativas.
Te invitamos a leer este artículo en Animal Político.
* Marco Antonio Gómez Lovera (@gomezlovera) es Licenciado en Economía por la Universidad Panamericana y Maestro en Economía por El Colegio de México, actualmente es Director de Análisis Macroeconómico y Regional en la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos.
1 Permitirá conocer las características sociodemográficas de la población de 15 años o más, antecedentes sobre la infancia y adolescencia, y los patrones de discriminación y violencia a los que se han visto expuestos.
2 La Encuesta Nacional de Juventud 2005 realizó preguntas que permiten la identificación mediante los tres métodos descritos. Se puede encontrar un análisis en Moral de la Rubia, J. (2011) “Homosexualidad en la juventud mexicana y su distribución geográfica”.
3 INEGI, Censo 2020.
5 Para conocer los estudios relacionados con orientación sexual y salarios se recomienda revisar la literatura del capítulo 2 de: Gómez Lovera, M. (2018). “For Richer, For Poorer: The Effect of Marriage Equality on Labour Outcomes in Mexico”.