Por Sofia Ramírez Aguilar, Directora de México, ¿cómo vamos?.
Las remesas son una fuente muy importante de dólares para la economía mexicana, sólo después de las exportaciones no petroleras. A diferencia de las petroleras, las remesas han mantenido una dinámica de crecimiento muy importante en los últimos años, particularmente desde el inicio de la pandemia, incrementando el poder adquisitivo de los hogares de menores ingresos (CEMLA), que son quienes más los necesitan.
Cerca del 96% de las remesas que llegan a México lo hacen desde Estados Unidos, y el monto anual que se envía anualmente no ha dejado de incrementarse desde hace 10 años. Con los datos de 2023, se registraron en los primeros 11 meses del año 8.7% más remesas que en el mismo periodo de 2022.
Pero ¿por qué? ¿quién las manda? ¿a quién se deben?
Las mandan las y los paisanos en su inigualable solidaridad con sus comunidades y familias. No son una acción orquestada por el gobierno, ni son un logro de la administración en turno. Son una transferencia que las familias receptoras integran a sus fuentes de ingresos, que en promedio ayudan al gasto del hogar pero no sustituyen el ingreso laboral de las familias receptoras.
El impacto de la recepción de remesas, sin embargo, está muy diferenciado según quién las reciba. Por ejemplo, en 2022, CEMLA estima que el ingreso del 30% de los hogares más pobres incrementaron sus ingresos en 22% por la recepción de remesas, mientras que el 10% más rico sólo incrementó sus ingresos en 5.7% por recepción de remesas. Además, dependiendo del tamaño de la economía local, representan una mayor o menor proporción de lo que se genera en el estado. En los tres del sureste mexicano (Guerrero, Chiapas y Oaxaca), el monto total de las remesas supera el 10% de la economía estatal, debido a que son estados cuya producción económica no es muy grande. Lo mismo ocurre con Zacatecas y Michoacán, impulsada por una tradición migratoria.
Por lo general, quienes mandan mayor cantidad de remesas todavía tienen vínculos con su familia en México; son primordialmente migrantes de primera generación, cuyos lazos se van diluyendo conforme avanza el tiempo, ya sea por reunificación familiar o por muerte de la familia directa en México, según lo ha documentado el CEMLA.
En contraste con el aumento en el envío de remesas, se registra una disminución en los flujos migratorios anuales de mexicanas y mexicanos a Estados Unidos desde mediados de la década de los 2000, tanto en números absolutos como relativos, de acuerdo con el Migration Policy Institute. Además, la emigración de familias mexicanas completas ha aumentado, en detrimento del paradigma de que las remesas se envían en mayor proporción a la familia en México. Si todos emigran, ¿a quién le mandan dinero? Es decir, el número de connacionales que emigra hacia EUA es menor que en años anteriores, pero en contraste el número de familias que emigran completas va en aumento, y aun así, el monto de las remesas aumenta. ¿Qué está impulsando el envío de dinero a México?
Entre otras cosas el dinamismo del mercado laboral en Estados Unidos es el origen del mayor envío de remesas a México. Es decir, está vinculado al dinero disponible que tienen los migrantes. Tras la pandemia, muchos de los estímulos fiscales que el gobierno norteamericano entregaba a la gente explicaban el incremento en los envíos. Más recientemente, el mercado laboral en Estados Unidos se había mantenido muy ocupado, contradiciendo las expectativas de recesión y luego de ralentización económica. Puesto que el ingreso laboral es la principal fuente de los dólares que envían las y los migrantes a México (CEMLA), es importante observar la desocupación y el empleo en EUA para entender la dinámica de remesas recibidas en México.
Y es que a finales de 2023, ya se tienen indicios de que el mercado laboral en EUA ha ido a perdiendo dinamismo por el menor número de menores contrataciones, vacantes y renuncias. Aun así, las remesas siguen llegando, así sea a un menor ritmo.
¿Los envíos son entonces montos cada vez mayores?
Los datos indican que no. De hecho, el monto en el envío de remesas se ha mantenido relativamente estable desde 2021, mostrando únicamente modestos aumentos anuales. Tal parece que lo que ha crecido es el número de envíos registrados mes a mes.
Por ejemplo, en los primeros 11 meses del año, los ingresos acumulados por remesas aumentaron en 8.7% a tasa anual, derivado de alzas de 7.7% en el número de envíos y de 1.0% en el valor de la remesa promedio.
Es decir, las personas hacen más envíos pero no por montos mayores. Este fenómeno difícilmente se puede explicar por los topes en los montos que los bancos y remesadoras tienen por envío, puesto que la remesa promedio es de 386 dólares (noviembre 2023) y los topes de envío son de entre mil y diez mil dólares. Sin embargo, alcanzado montos enviados de entre diez y dieciséis mil dólares en un año, la autoridad fiscal en EUA demanda el llenado obligatorio de formatos de declaración fiscal y pago correspondiente de impuestos. No sorprendería que se estuvieran enviando algunas remesas de manera dispersa entre distintas personas para así evitar alcanzar esos topes de envío desde una misma cuenta.
¿Y a todo esto, qué tiene que ver el tipo de cambio?
Como mencioné al inicio, la cantidad de dólares que ingresan a México tiene un impacto directo en el tipo de cambio peso-dólar. Más dólares en la economía mexicana, dado el régimen de tipo de cambio flexible, implican un tipo de cambio más fuerte en favor del peso.
La principal fuente de dólares a México son las exportaciones no petroleras, seguido justamente por las remesas. Al tercer trimestre 2023, las remesas acumulaban en los 12 meses previos 7% más remesas que en todo 2022. Con datos más recuentes y según estimaciones de Banco Base, los de noviembre 2023, ya van 8 meses en los que las remesas suman más de 60 mil millones de dólares acumulados en los 12 meses previos.
Sumado al ingreso de dólares por exportaciones no petroleras y remesas, la creciente llegada de inversión extranjera directa y dólares por turismo internacional permiten suponer que la dinámica de ingreso de dólares será estable en el mediano plazo, manteniendo el tipo de cambio fuerte en favor del peso. Sin embargo, el nivel de 17 pesos por dólar observado desde diciembre pasado, parece indicar más bien una demanda por pesos mexicanos mucho más volátil y susceptible a modificaciones en las tasas de interés en México y Estados Unidos, o a cambios repentinos en la incertidumbre o la aversión al riesgo global.
De ahí que las remesas y su monto tienen un efecto de mediano plazo en el tipo de cambio, no tanto así en las fluctuaciones de corto plazo. Sin embargo, si la dinámica de envíos de remesas se modifica permanentemente por un cambio en los perfiles y patrones de emigración a EUA, sí podría tener efectos más permanentes en el tipo de cambio.
Finalmente, un tipo de cambio fuerte merma, paradójicamente, el poder de compra de las remesas que se mandan en dólares, porque al tipo de cambio actual se traducen en menos pesos por envío. Según estimaciones de Gabriela Siller, Directora de Análisis Económico en Grupo Financiero BASE, “las remesas hilan a noviembre [pasado] 13 meses consecutivos perdiendo poder adquisitivo, debido a la apreciación del peso y la alta inflación.”
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