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Progreso social y desempeño económico en el Bajío

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Ilustración: Estelí Meza

A tres años del inicio de la pandemia, el mundo y el país siguen recuperándose de los costos económicos y sociales. Si bien la meta es la misma —la recuperación—, el ritmo para alcanzarla difiere entre distintas regiones geográficas y entre aspectos específicos. En este texto, la mirada se centra en el Bajío mexicano para evaluar, con ayuda de los indicadores económicos y sociales de México, ¿Cómo Vamos?, cómo ha sido su recuperación. El Bajío, antes considerado “el granero de México”, es una región de suma relevancia para la economía mexicana: constituye uno de los corredores industriales más importantes del país y alberga a 14.5 millones de habitantes, por lo que resulta indispensable contar con un análisis focalizado.1

Aunque fundamentales, los indicadores económicos son insuficientes para caracterizar por completo la calidad de vida de las personas y, por ende, las pérdidas ocasionadas por la pandemia. Por ello, se creó la metodología del Índice de Progreso Social (IPS): “Una medición del desempeño social […] independiente de factores que miden ingreso o gasto”. El objetivo del IPS es capturar aquello que las cifras económicas no reflejan por sí mismas, desde la mortalidad infantil, hasta la paridad de género en las universidades. El Índice está compuesto por tres distintas dimensiones (Necesidades Humanas Básicas, Fundamentos del Bienestar y Oportunidades) y por más de cincuenta indicadores, los cuales fueron procesados por México, ¿Cómo Vamos? para estimar los puntajes de IPS del país y de cada entidad federativa. Junto con los semáforos económicos es posible evaluar la recuperación a nivel regional y subnacional tanto en el plano económico, como en el social.

De las nueve regiones consideradas por México, ¿Cómo Vamos?, el Bajío tuvo el cuarto PIB per cápita más alto del país en 2021, detrás de las tres regiones que contienen estados de la frontera norte. Cabe aclarar que la región es heterogénea en el panorama económico. Mientras que Aguascalientes y Querétaro se consideran entidades con PIB per cápita alto (pues ambas se encuentran entre las 10 entidades más competitivas), Zacatecas pertenece al grupo de entidades con PIB per cápita más bajo y se sitúa hasta la posición 22 de este indicador. De la misma forma, el ingreso laboral en Querétaro fue 36 % más alto que el de Zacatecas en 2021. A pesar de estas diferencias, para todas la pandemia implicó un retroceso en el crecimiento económico. De hecho, el PIB per cápita anual de la región pasó de 138 785 pesos en 2018 a 123 454 en 2021, una disminución de 11 %.

Más allá de las cifras económicas, ¿cuál es el panorama social y ambiental para el Bajío? En 2021, las entidades del Bajío alcanzaron un promedio 64.2 de puntos, de un máximo de 100, en el Índice de Progreso Social. Al igual que con el PIB per cápita, este puntaje la coloca como la cuarta región con mejor desempeño. El desempeño varía entre entidades: Aguascalientes, la segunda entidad con IPS más alto a nivel nacional en 2021, tuvo IPS más alto de la región, pues alcanzó 71.5 puntos, seguida por Querétaro con 69.2 puntos, Zacatecas con 62, Guanajuato con 61.1 y San Luis Potosí con 59.9 (el cual ocupó la posición 24 a nivel nacional). Estos resultados del IPS demuestran que el desempeño económico no se traduce automáticamente en bienestar para la población. En este caso, Aguascalientes y Zacatecas tienen mejor desempeño que sus vecinos con mayor PIB. Aunque implican una mejoría, los puntajes del IPS en la región siguen siendo menores a los que se tenían antes de la pandemia. De hecho, el puntaje de 2021 es similar al de 2017, cuando la región obtuvo 66.1 puntos. Esto indica que el Bajío no ha logrado recuperarse de los costos económicos y sociales de la pandemia.

La región del Bajío tiene el mejor desempeño en la primera dimensión del IPS:Necesidades Humanas Básicas (NHG), que evalúa “la calidad y disponibilidad de servicios y condiciones necesarias para otorgar un nivel de vida adecuado a la población”. La dimensión incluye los componentes de: nutrición y cuidados médicos básicos, vivienda, seguridad personal, así como agua y saneamiento. En 2021, las entidades del Bajío alcanzaron un promedio de 73.3 puntos en esta dimensión, lo que la convierte en la segunda región con mejor desempeño. Aguascalientes tuvo el puntaje más alto, tanto dentro de la región como a nivel nacional, en esta dimensión, con 83.4 puntos. Zacatecas tuvo el puntaje más bajo con 65.3 puntos. En términos concretos, esto implica que la población del Bajío cuenta con acceso a vivienda de calidad, cobertura de servicios básicos de agua y saneamiento, así como buena nutrición y cuidados médicos básicos. Aunque sigue siendo en la que tiene el mayor desempeño, esta dimensión también es en la que el Bajío tuvo su peor caída después de la pandemia.

La segunda dimensión del IPS, Fundamentos del Bienestar (FB) mide “la calidad de la educación y la información disponible al igual que componentes ambientales relevantes para la salud de sus habitantes”. Se compone por acceso a conocimientos básicos, acceso a información y comunicaciones, calidad medioambiental y salud y bienestar. El Bajío alcanzó 65.2 puntos para esta dimensión en 2021, dejándolo en la cuarta posición de las nueve regiones. Querétaro cuenta con el mejor desempeño dentro de la región, con 71.8 puntos y San Luis Potosí el más bajo con 59.5. El puntaje en esta dimensión se debe a un buen desempeño en componentes como calidad medioambiental y un mal desempeño en otros como incidencia de suicidios.

El Bajío tiene su peor desempeño en la dimensión de Oportunidades del IPS, la cual “evalúa las posibilidades y herramientas a las que las y los habitantes de cada estado pueden acceder para lograr un mayor desarrollo personal y profesional”. Esta dimensión se compone por derechos personales, libertad personal y de elección, inclusión y acceso a la educación superior. El Bajío tuvo apenas 55.7 en 2021 y ocupó la séptima posición entre las distintas regiones del país. Aguascalientes conserva el primer lugar dentro de la región, con 60.8 puntos, pero desciende al séptimo lugar a nivel nacional. A su vez, Guanajuato ocupa el último lugar de la región y el 28 a nivel nacional, con solo 49.1 puntos. Esto indica que las entidades del Bajío tienen un bajo desempeño en inclusión, derechos personales, libertad de elección y acceso a la educación superior. Por ejemplo, Aguascalientes ocupa el lugar 29 a nivel nacional en inclusión de personas LGBT+. Aun así, es la única dimensión donde ha habido un progreso a través del tiempo, pues el Bajío ha subido su puntaje de 46.8 en 2015 a 56.5 en 2020.

El Bajío ha sufrido importantes pérdidas económicas y sociales durante la pandemia. No obstante, como una de las regiones industriales más dinámicas del país, la recuperación económica ya está en proceso, pues tres de las cinco entidades (Aguascalientes, Querétaro y San Luis Potosí) ya alcanzaron el nivel de actividad económica prepandémica. Aun así, el Bajío tiene el reto particular de que dicho crecimiento se convierta en más oportunidades para su población. Aunque es un referente nacional en términos económicos y en la provisión de necesidades humanas básicas, el Bajío se encuentra rezagado en términos de inclusión.

Te invitamos a leer este texto en Nexos.

Regina Isabel Medina
Estudió la licenciatura en Políticas Públicas en el CIDE Región Centro, en Aguascalientes, de donde es originaria

Este texto es una colaboración entre México, ¿cómo vamos? y nexos.

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1 Peniche Camps, S., y Mireles Prado, J. C. “El diamante mexicano: El Bajío bajo los ojos de los gobiernos del BID y del BM”, Trayectorias, vol. 17, núm. 41, julio-diciembre, Universidad Autónoma de Nuevo León, 2015, pp. 29-51.

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