Desde el inicio de marzo, acá en Sonora la carrera electoral está encaminada. Las cartas están, como se dice, sobre la mesa; las alianzas han sido pactadas. Faltan algunos meses aún, pero en esto se piensa que quien alcanza gana y, para ganar, no hay que dejarse alcanzar.
Sonora tiene una corta historia en cuanto a transición partidista en el poder se refiere, pero una larga memoria sobre la consolidación de su clase política. La próxima elección, además de contribuir en la balanza del incómodo equilibrio de la política nacional, será el enfrentamiento de dos fuerzas: la élite de toda la vida contra la élite recién creada. Vayamos por partes.
Del 16 al 20 de febrero fue el plazo acordado para el registro de candidaturas. A los eventos acudieron muchas caras ya conocidas, y pocas por conocerse. El primero en apersonarse, tan pronto se abrió el periodo de registro, fue el abanderado de los partidos PRI-PAN-PRD bajo el sello Va x Sonora, Ernesto Gándara Camou. Dos días después, por el Partido Movimiento Ciudadano, Ricardo Robinson Bours Castelo. El 19 del mes hubo doble presentación de organizaciones de nuevo cuño: Cuauhtémoc Galindo se registró por el Partido Redes Sociales Progresistas y Carlos Ernesto Zatarain por Encuentro Solidario. El último día se registró la única mujer en la contienda, Rosario Robles Robles por el Partido Fuerza México, y el otrora Secretario de Seguridad del Gobierno Federal, Alfonso Durazo Montaño, como candidato común de la fórmula Morena-PT-PVEM-Nueva Alianza Sonora, llamada Juntos Haremos Historia en Sonora. Una candidata y cinco candidatos en un estado gobernado por una mujer. ¿Se movió o no el techo de cristal?
En la primera semana de abril es cuando podrán registrarse las candidaturas para diputaciones locales y ayuntamientos. ¿Será que ahí, en el perfil de las candidaturas, podrá verse el legado que la actual administración estatal deje? Porque al cierre, en el gabinete legal, salvo en el caso de la Secretaría Técnica, los espacios fueron ocupados por hombres. Pero regresemos a la carrera por la gubernatura.
Lo políticamente correcto es decir que todas las personas que se anotaron tienen igual oportunidad de llegar a Palacio de Gobierno. Pero en estos tiempos, pocos se fijarán en ello. Si apresuramos un juicio, la verdad es que sólo tres tienen posibilidades de estar en la foto final: Gándara Camou, Bours Castelo y Durazo Montaño. Y si de plano somos estrictos, dada la maquinaria con la que cuentan, la disputa de la responsabilidad sexenal podría reducirse a dos nombres: quien abrió el registro, Gándara Camou, y quien lo cerró, Durazo Montaño.
Nada está dicho y todo puede pasar, dirán los puristas. Los prácticos, por su parte, se orientan por las encuestas y contrastan sus números con lo que escuchan en medios de comunicación y entre sus conocidos. “Cuchareadas” o no, las encuestas suelen poner a la delantera la candidatura Morena-PT-PVEM-Nueva Alianza Sonora. Algunos ejercicios le otorgan clara ventaja; instrumentos más equilibrados la confirman, pero la califican de ligera o de prácticamente un empate con el abanderado de los tradicionales PRI-PAN-PRD —Va x Sonora—. Pero el asunto está aún en obra negra, en construcción. La narrativa podría construirse según la portería que quiera defenderse. Faltan varios días y en ellos todo puede suceder.
Para no ir muy lejos, marzo inició con la difusión masiva de unos audios que registraron la discusión entre diputados locales y la dirigencia del PT. En ellos, se habla de acuerdos trazados a fuerza de pesos y centavos (más pesos que centavos) con el actual gobierno. Un asunto de nombramientos y el voto de la bancada local del PT. En perspectiva del proceso electoral, no son más que pactos añejos entre grupos que ahora serían contrincantes. Es prematuro vaticinar los efectos de este elemento, pero de menos pudiera estarse mostrando el acorde en el que la contienda será entonada.
Sonora, preponderantemente priista en su historia, comenzó a degustar la transición de partidos con el arranque del siglo: junto con la oleada que significó la llegada de Fox a Los Pinos, el Congreso Local se pintó de azul y los equilibrios cambiaron en la relación Ejecutivo-Legislativo. Para hacer justicia, hay que decir que existieron otras fórmulas a nivel municipal, pero son casos aislados y con poca trascendencia en la fotografía local general. El cambio contundente se presentó, sin embargo, cuando al Ejecutivo llegó un abanderado del PAN, rompiendo la cadena de administraciones tricolores. El triunfo duró poco, pues a medio mandato regresó el PRI a Los Pinos y el Congreso local volvió a ser una caja de resonancia y punto de contrapeso. Recientemente, llegó la ola de Morena y las otrora fuerzas dominantes cedieron su espacio para ocupar una segunda o tercera posición. Sin embargo, las altas y bajas en la arena partidista no reflejan, necesariamente, la renovación de perfiles. Habrán cambiado los partidos, pero no las personas ni los grupos. Las familias poderosas, que conviven en la mesa y acuden a las mismas fiestas, mantuvieron —han mantenido— el palco preferencial.
Gándara Camou renunció al PRI en noviembre pasado, después de 40 años de militancia: entre lo más reciente, su trabajo en el Senado (2012-2018); posterior a eso, ocupó algunas posiciones dentro del PRI Nacional hasta prácticamente su salida. Bours Castelo renunció también a ese partido, pero él lo hizo en 2019 después de 41 años de afiliación. Ambos representan una parte de la amalgama político-empresarial de la región; familias desde siempre en el poder, la élite de siempre (pero no necesariamente vieja o anticuada). Por su parte, el candidato de Juntos Haremos Historia en Sonora llega con el respaldo nacional y una carrera que lo han llevado del PRI al PAN, de ahí al PRD y de esas filas a las de Morena, la nueva élite.
Siguiendo la tónica nacional, lo primero que el bloque Morena-PT-PVEM-Nueva Alianza Sonora señalaron contra la alianza PRI-PAN-PRD, fue su relación antinatural. Y en lo ideológico, tendrán razón: pero, para bien o para mal, la política es cada vez más la práctica y cada vez menos la teoría. Ahora bien, ideológicamente hablando, no es como que no haya algo que observarle a la mezcolanza Morena-PT-PVEM-Nueva Alianza Sonora. En todo caso, la unión PRI-PAN no es algo nuevo. Ciertamente el gobierno actual, predominantemente del PRI, llegó haciendo del saliente PAN una piñata. En los inicios del actual sexenio, quienes se acababan de ir fueron (todos) señalados y (algunos, incluso) llevados ante tribunales como la mismísima encarnación de la corrupción. Pero ya para mediados de la administración, justo cuando se veía que el Congreso local se vestiría con los colores de Morena, PAN y PRI se agarraron de la mano para llevar a buen puerto, en julio de 2018, una reforma constitucional que fortalecería al Ejecutivo reduciendo el margen de maniobra de quienes habrían de llegar. Todo esto, pocos días antes de que la legislatura terminara. El episodio en particular, dicho sea de paso, lo relato en el capítulo “Reacción y reemplazo. La dinámica política y parlamentaria a partir de un estudio de caso”, en un libro publicado por El Colegio de Sonora de próxima circulación.
Ojo. No es que Morena haya destacado en el Congreso local. Algunas lecturas lo explican a partir de un liderazgo nacional fuerte pero poco material en lo local. ¿Y cómo incidiría esto en la contienda de este año? Fuera del Congreso, en lo local, Morena no tiene la mejor estructura: los pilares fuertes están construyéndose de operadores experimentados de otros partidos.
En fin. En eso de las alianzas y las candidaturas comunes, debe decirse que algunas figuras destacadas prefirieron hacerse a un lado o, de plano, sumarse a la candidatura opositora. Va un ejemplo para cada caso: en noviembre pasado, uno de los actuales senadores por Sonora el panista Damián Zepeda Vidales, escribió en sus redes sociales que eso de las alianzas PRI-PAN eran “una incongruencia total y será un error histórico”; en diciembre pasado, la legisladora local María Dolores del Río dejó las filas de Movimiento Ciudadano (con cuyas siglas, además de la diputación local, había sido coordinadora estatal de 2016 a 2019; candidata a la presidencia de Hermosillo en 2015, y diputada federal 2009-2012) para sumarse al trabajo del candidato de Morena.
En la mesa, las cartas a la vista. Así arranca en Sonora la carrera por la gubernatura. La élite de toda la vida contra la élite recién creada.
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Victor S. Peña
Profesor-Investigador de El Colegio de Sonora.