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La inmigración como oportunidad para la recuperación

  • Bien gestionado el incremento de personas extranjeras es una oportunidad de oro para el país, pues en su mayoría son gente en edad productiva con ánimos de llegar a mejores destinos para trabajar.
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Fuente: comunicacion.senado.gob.mx

Publicado por Animal Político.

México perdió en 2020 su posición como principal socio comercial de Estados Unidos para cederle el lugar a China, país que no sólo está en conflicto comercial con nuestro vecino del norte desde hace un par de años, sino que además no cuenta con la cercanía geográfica ni los acuerdos comerciales que permiten que de manera natural haya la integración productiva y comercial en sectores estratégicos, como sí los tiene México.

Estamos sumergidas en una crisis económica mundial de dimensiones aún inconmensurables y se acumulan los augurios de una lenta recuperación. Entre los rebrotes masivos, los reconfinamientos parciales desde finales del año pasado, las noticias sobre la acción limitada de las vacunas frente a algunas cepas del virus y la incapacidad de los gobiernos de ofrecer soluciones económicas, de salubridad o de vacunación con la suficiente velocidad y oportunidad, la población y la economía siguen confundidas sobre lo que se debe hacer o dejar de hacer. Muchas personas salen a buscar oxígeno, espacio en un hospital, o ingresos por precarios y temporales que sean. Muchos negocios abren para pocos clientes; grandes inversiones anuncian su retiro definitivo del territorio nacional.

La confusión y la desesperación son enormes. México es el tercer país en número de muertes según los registros oficiales, último lugar en la tabla de los peores lugares para sobrevivir a la pandemiaPerdemos inversiones de manera consistente desde diciembre 2018; los empleos que se recuperan están peor pagados que los empleos perdidos, las y los niños no saben cuándo regresarán a clases, y el personal sanitario no sabe si recibirá una vacuna pronto.

Tres párrafos de malas noticias ameritan un vuleco narrativo: a pesar de todo hay oportunidades invaluables en este momento. La población mexicana está compuesta por adultos jóvenes, en edad de trabajar y ser productivos. Este grupo poblacional puede ser factor de crecimiento y desarrollo, para lo cual se necesita un mercado laboral dinámico, flexible, que cuente con seguridad social universal y un sistema de cuidados que permita la incorporación de más mujeres a las actividades laborales remuneradas. Según estimaciones del Banco Mundial, si en la economía mexicana participaran las mujeres en la misma proporción que los hombres, el ingreso por habitante sería 22% mayor y el crecimiento anual de la economía sería 0.4% mayor.

Se necesita capacitación para el trabajo e inversiones importantes en tecnologías de la información, infraestructura social, telecomunicaciones y energías renovables. Salvo por los 750 millones de Euros en bonos verdes emitidos por la SHCP en septiembre del año pasado, nada de esto parece ser prioridad para las autoridades ni para los inversionistas, nacionales y extranjeros.

Otra gran oprtunidad es la cantidad de remesas que recibió México en 2020: nada menos que 40.6 mil millones de dólares – equivalente al presupuesto ejercido por PEMEX y CFE juntos en el año. Estos flujos históricos de dinero son el indicador de que no sólo la solidaridad de los paisanos es enorme, sino de que las políticas económicas expansivas de EUA alcanzan a impactar a México a pesar de la parálisis. Pero también podría ser indicador de que otro tipo de integración pudiera estar ocurriendo; tal vez la de una inmigración de extranjeros de países desarrollados -en particular de EUA- hacia México, ya sea de manera temporal por pandemia o de manera más permanente.

Lo que es cierto es que con el presupuesto asignado anualmente al INM (entre tres y cuatro veces menor al que de hecho acaba ejerciendo), en materia de ordenamiento de flujos migratorios no parece tener las capacidades técnicas suficientes ni de coordinación al interior del gobierno federal para ser una ventanilla única de atención a las y los extranjeros en el país, mucho menos un agente integrador de estas personas a la vida productiva. Lo cierto es que sigue creciendo su ingreso por todos los puntos fronterizos. Por un lado, durante 2020, México mantuvo su posición como séptimo país más visitado a nivel global a pesar de la ineficaz gestión de la pandemia (o tal vez justamente gracias a las relajadas medidas de prevención). Por otro, con la última caravana proveniente de la frontera sur hace apenas unas semanas suman al menos diez desde el inicio de esta administración. El flujo de personas provenientes de Centro y Sudamérica crecerá con la crisis económica y de violencia que se desata ante la creciente debilidad de los gobiernos, y EUA no flexibilizará su cerrazón migratoria en un futuro cercano. Es decir, muchos migrantes del sur se quedarán en México.

Y sin embargo, bien gestionado el incremento de personas extranjeras es una oportunidad de oro para el país, pues en su mayoría son gente en edad productiva con ánimos de llegar a mejores destinos para trabajar. La evidencia que ofrece Censo 2020 (INEGI) es avasalladora: los estados que más inmigración tienen, como Quintana Roo y Baja California Sur, tienen también una mayor tasa de participación laboral que el promedio nacional. Cierto que la industria del turismo es la más afectada y con ello también las economías de estos estados, pero también la pandemia pasará y mientras eso ocurra los trabajadores emigrarán a otras entidades.

Además, bajo las condiciones adecuadas de crecimiento e inversión, el retorno por la inversión de integrar a las y los inmigrantes acaba por ser más que proporcional. Evidencia de ello es que aumentos de 1% en población migrante han provocado incrementos de 1.15% en la economía norteamericana, y que cuatro de cada diez personas en Silicon Valley, California, nacieron fuera de EUA.

Para detonar el crecimiento se requiere ofrecer trabajo a las personas en México, sin importar su nacionalidad ni estatus migratorio. En el caso de las y los extranjeros, quienes enfrentan trabas innecesarias que dificultan acciones tan sencillas como la apertura de una cuenta bancaria en la cual recibir una nómina, el gobierno de México debe además predicar con el ejemplo y ofrecer al menos las mismas condiciones que demanda para nuestros paisanos en el exterior: revalidación de estudios ágil, no discriminación laboral (en La Ley Federal del Trabajo se marcan cuotas arbitrarias del máximo de extranjeros que pueden laborar en una empresa, por ejemplo), entre otros.

Si de mí dependiera atender sólo un rubro de para detonar la recuperación económica en México, atendería a las personas. Las que trabajan y buscan mejores futuros. Las mujeres que ganan menos y trabajan más horas. Las personas extranjeras que pasan por México y se quedan varadas, las que nos visitan y nunca regresan a su lugar de origen. E incorporaría todo su potencial productivo a favor de un crecimiento económico y social integrado. La diversidad conlleva innovación, se sabe.

Hay una ventana de oportunidad cada vez que se aprovecha el talento de quienes nacieron en otros países, que hoy por hoy es apenas 1% de la población. Pero además, dado que siete de cada diez personas que nacieron en otro país lo hicieron en EUA, los fuertes vínculos interculturales, el envío de remesas, la cercanía geográfica, y la integración de las cadenas productivas facilita el proceso de incorporación de talento al mercado laboral mexicano.

Al igual que con las vacunas, que hasta que una mayoría de personas no esté vacunada no lograrán protegernos de la tragedia, sólo con la integración de todas las personas en territorio nacional vamos a prosperar como país.

Sobre las oportunidades de la inmigración México, ¿cómo vamos? presentó recientemente un primer estudio en alianza con la US-Mexico Foundation, Corazón Capital y el Programa de Jóvenes Comexi, que en tiempos de crisis mundial cobra más relevancia que nunca.

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