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Hipoxia feliz

  • Estamos adormilados viendo una cantidad grande de eventos que van a terminar haciendo un daño enorme a la economía de México y, creo que es muy importante despertar antes de que el daño sea irreparable o al menos muy difícil de revertir.
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FOTO: MARIO JASSO/CUARTOSURO.COM

En estos últimos tiempos todos nos hemos hecho un poco “expertos” en el uso de términos relacionados con la pandemia del covid. Hablamos de saturación de oxígeno en la sangre, de concentradores del mismo, de X y Y medicinas que son las mejores, de usar o no cloro, del modelo centinela, de distintas marcas y tipos de vacunas. En fin, hemos añadido a nuestro vocabulario palabras que hace un año no existían, desgraciadamente derivado de esta terrible pandemia por la que estamos atravesando.

En el caso de la “hipoxia feliz”, a mí me llamó mucho la atención leer que es un proceso en el cual las personas vamos perdiendo oxígeno en la sangre y ello provoca un “agradable adormecimiento” que desafortunadamente nos puede hacer llegar a un escenario crítico de salud y requerir una seria intervención, inclusive una intubación.

Me robo el término porque creo que estamos en sufriendo en el país una “hipoxia feliz”, tal vez no tan feliz, pero al fin hipoxia y estamos adormilados viendo una cantidad grande de eventos que van a terminar haciendo un daño enorme a la economía de México y, creo que es muy importante despertar antes de que el daño sea irreparable o al menos muy difícil de revertir.

Pareciera ser que el alimento de esta situación está relacionado con el miedo a actuar, el miedo a oponerse, el miedo a que por manifestar una opinión diferente tengamos consecuencias adversas, entonces buscamos y encontramos maneras de tranquilizarnos pensando que no es tan grave y que pudiera ser peor, o que va a pasar pronto y se va a corregir, o que no nos va a afectar a nosotros en lo particular, que la Suprema Corte lo va a detener o cualquier otro pretexto que nos ayude a seguir en este proceso de modorra colectiva.

No cabe duda que hay muchas cosas por corregir y que efectivamente se tomaron decisiones equivocadas en el pasado en algunos campos, que es cierto que hay un fenómeno de corrupción muy grave y que muchas cosas pueden ser mejores, pero las respuestas a estos problemas preocupan en muchos casos más incluso que los problemas originales.

¿Cuánto le va a costar al país la cancelación del NAIM? Creo que el Secretario de Hacienda tiene razón al decir que no se vale sumar el costo de los bonos cuando se repagaron con ese mismo dinero y que probablemente el costo, medido de esa manera de la cancelación del proyecto ronde los 200 a 250 mil millones de pesos, más o menos. En mi opinión, el verdadero costo de dicha cancelación es precisamente eso, no contar con un aeropuerto que nos permita recibir más y más pasajeros, convertirse en un Hub para las aerolíneas, enviar una imagen de modernidad y progreso al mundo, generar más de 400 mil empleos. El costo de no tenerlo es mucho mayor a lo que están discutiendo el gobierno y la ASF.

Y sin embargo, se está construyendo un aeropuerto muy diferente, con otros alcances, que servirá si acaso, para aumentar un poquito la capacidad de recepción de pasajeros en la Ciudad de México. ¿Había corrupción en los contratos anteriores? Hay que evidenciarla y sancionar a los responsables, ¿Eran incorrectos los planes? Hay que probarlo y mejorarlos. Nos quedamos como sociedad adormilados, viendo cómo se destruye un proyecto y se sustituye por otro basándose en argumentos que no se han probado y proponiendo una alternativa que no es comparable con la anterior.

El manejo de la pandemia ha sido equivocado y sobre todo sin ningún momento de reflexión, de reconocimiento de errores y corrección de los mismos. Imposible aceptar que a un año de su inicio, y entendiendo que al principio era muy complicado saber qué hacer, se insista en que la estrategia de México es la correcta e incluso ejemplo mundial. Tenemos casi 400 mil muertos, tuvimos hospitales saturados, personas muriendo en sus casas por mala información y por falta de capacidad en el sector salud. Muchos creemos que se han cometido errores enormes, algunos por falta de capacidad y otros por soberbia y por privilegiar intereses políticos por sobre la verdad.

El proceso de vacunación ha sido lento y desordenado; nos dijeron que habían comprado vacunas para todos y hasta más, pero no llegan, ponemos en 2 meses el mismo número de vacunas que Estados Unidos en un día -sí, somos menos ricos que ellos, pero la diferencia es abrumadora. Compramos vacunas suficientes, pero los contratos están clasificados y no los podemos ver; no hay claridad sobre el número de muertos y contagiados; se niega por necedad el uso del cubrebocas como elemento de protección, el uso del Remdesivir porque es caro y no lo quiere o puede pagar el sector salud, y nosotros como sociedad adormilados, esperando la vacuna; la que quieran, como quieran, a quien decidan y cuando quieran.

No hubo un debate científico sobre cuál sería el mejor proceso de vacunación, ¿por qué primero los menos expuestos?, ¿por qué hay pocas vacunas? Si los contratos muestran que hay vacunas suficientes en tiempo y forma ¿por qué no mostrarlos?, ¿qué pueden esconder?

La propuesta de Ley de Energía no se discute, se solicita un parlamento abierto, una discusión en el Senado ya que había pasado “rápidamente” por la Cámara de Diputados y un día antes de la discusión, sorpresivamente, se aprueba sin mayor discusión, sin moverle una coma, sin escuchar a usuarios, inversionistas, economistas, ambientalistas; sólo una voz, sólo cumplir la instrucción.

Los datos sobre inversión fija bruta que publica el INEGI son aterradores: caídas de 9% y de 18% en 2019 y 2020 respectivamente. Esto afecta en el corto plazo, pero sin duda el impacto de la menor inversión se verá en una reducción del potencial de crecimiento del país en el tiempo. Los inversionistas tardaron muchos años en confiar en México, la falta de certidumbre jurídica y de cumplimiento de acuerdos y compromisos hará que escojan otros destinos. Recuperar la confianza será muy complicado y mientras tanto el crecimiento del PIB será muy bajo e insuficiente.

Escuchamos la cantidad de empleos perdidos: 2.5 millones en el sector formal, probablemente 6 o 7 veces más en el informal, más de 10 millones de mexicanos regresan a niveles de pobreza según CONEVAL, miles de negocios pequeños, medianos y grandes cierran por imposibilidad de continuar ante la falta de apoyos y de ventas, escasez de medicamentos, recortes a apoyos sociales a mujeres, investigadores y otros segmentos no privilegiados por el gobierno federal, ataques a organismos autónomos que tardamos muchos años en construir. Que se corrijan las deficiencias y los excesos si los hay, pero no eliminemos los contrapesos.

Como sociedad no debemos permitir que el sueño nos venza, es imperativo que elevemos nuestras protestas y propuestas, que se escuche a las organizaciones de la sociedad civil, a los organismos empresariales, a las comunidades y regiones; el país es nuestro y no debemos dejar que se afecte por decisiones equivocadas. Coincidimos en combatir la corrupción, coincidimos en que hay que disminuir la desigualdad, que hay que mejorar las posibilidades de muchos mexicanos que hoy están en una gran desventaja, que hay que combatir la pobreza inaceptable en el siglo XXl, pero esto se logra generando mejores condiciones de vida, educación, alimentación y salud por principio de todo, generando más y mejores oportunidades para los niños y jóvenes, romper con la condena de que origen es destino.

Hagamos lo necesario para que nuestros planteamientos sean escuchados, tenemos derecho a ello y más que eso tenemos la obligación de hacer que seamos escuchados; contribuir a mejorar la situación del país es una manera de devolverle lo mucho que nos ha dado. Un mejor México es mejor para todos, un país que crece genera oportunidades, un país en crisis concentra y genera más y mayores diferencias.

La vacuna es una combinación de empleo, inversión, salud, educación, menor desigualdad, apoyo a los emprendedores chicos, medianos y grandes, competencia económica, respeto a las leyes y acuerdos, seguridad y confianza. Esta vacuna le pega a todas las cepas, combate muchos males y ayuda a construir un mejor horizonte para nuestros niños y jóvenes.

Que no nos venza el sueño, no nos acomodemos pensando que pasará pronto. Cada punto del PIB perdido, cada empresa cerrada, cada contrapeso perdido, cada sueño frustrado, será la herencia de esta crisis si no hacemos todo lo que podamos para evitarlo. Que la “hipoxia feliz” se convierta en fortaleza y generación de ideas, hagamos propuestas y peleemos por ellas, mantengamos lo bueno que tenemos y modifiquemos lo malo, combatamos a la corrupción y castiguemos a los corruptos, convirtamos esta crisis en una serie de oportunidades y hagamos de nuestro México un mejor lugar para vivir.

Te invitamos a leer el artículo en Animal Político.

Juan Ignacio Gil-Antón (@juanignaciogil1) estudió la Licenciatura en Economía en el ITAM. Fue Director de Seguros Corporativos de GNP y Presidente del Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP). Ocupó diversos puestos en el Gobierno Federal antes de su incursión en el sector asegurador, en 1989, como Vicepresidente y Liquidador de la Aseguradora Nacional Agrícola y Ganadera. En 1991, ingresó a la CNSF de la que fue Presidente de 1994 a 1998. Impartió clases en el Departamento de Actuaría del ITAM en 1998 y en 1999 ingresó a GNP. De 2008 a 2011 fue presidente del Comité Ejecutivo de la AMIS. Desde 2008, ha sido miembro de la Comisión Ejecutiva el Consejo Coordinador Empresarial.

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