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¿Qué tipo de recuperación esperamos? ¿Quién se recupera? ¿Qué implicaciones tiene?

  • La recuperación económica dependerá de las grandes empresas lo que agudizará la desigualdad, pues aunque habrá tasas de crecimiento no mejoría en las condiciones de vida de muchas familias
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FOTO: GRACIELA LÓPEZ /CUARTOSCURO.COM

En estas últimas semanas, además del tema de las elecciones, la discusión ha estado en torno a la recuperación económica de nuestro país. ¿Cuál será la tasa para este año?  Las respuestas están entre un 4.5% y hasta un 7%. ¿Eso es mucho o poco? Se discute sobre el origen de la misma, que si las remesas, que si el crecimiento en el consumo en Estados Unidos, que si el mercado interno se está recuperando, en fin. Vale la pena discutir sobre qué tipo de recuperación es la que tendremos y cuáles serán sus impactos en el tiempo.

Es sabido que durante este sexenio la inversión, tanto pública como privada, ha mostrado una gran debilidad, seguramente provocada por la incertidumbre que el gobierno ha generado en cuanto al cumplimiento del estado de derecho y por las bajas tasas de crecimiento que se aprecian hacia delante en el país, derivadas de las políticas públicas impulsadas por la 4T. Imaginar un crecimiento propiciado mucho por el consumo y muy poco por la inversión nos hace pensar en una recuperación en el corto plazo y sin posibilidades de ser sostenida en el tiempo, seguida de altas tasas de inflación.

Recuperar la confianza en el futuro del país, en el cumplimiento del estado de derecho, en el respeto a los acuerdos y contratos, en la estabilidad macroeconómica y fiscal, se vuelve fundamental para que las inversiones regresen a nuestro país y podamos entonces sí tener un panorama alentador hacia el futuro.

En la recuperación económica son muy importantes por supuesto las tasas, pero más importante aún es cómo se recupera la economía, por sectores, por segmentos y por regiones.

Mi principal preocupación se relaciona con los sectores y segmentos. 

Hay una corriente de economistas que considera que el no haber endeudado al país durante la pandemia para apoyar a las empresas y a las personas tendrá el beneficio de que se mantienen finanzas públicas “sanas”. Yo discrepo de esa afirmación porque me parece que la salud de las finanzas públicas no radica solamente en el tamaño del déficit o del superávit, sino en la calidad de la recaudación y del gasto.

El gasto ha sido tremendamente improductivo, no ha generado capacidades de crecimiento adicionales y la recaudación se ha basado en acciones del SAT, muchas de ellas irrepetibles. El gasto público se ha financiado utilizando ahorros destinados a otras cosas que el día que se presenten no tendrán recursos para enfrentarlas. Los guardados ya se acabaron y la transferencia de “utilidades” del Banco de México a la SHCP se terminó, al menos durante este 2021.

Yo creo que no haber apoyado a las empresas pequeñas y medianas durante la pandemia, so pretexto de no endeudar al país, permitió una destrucción de capacidades de producción muy importante, se perdieron patrimonios familiares que sostenían a estas empresas que eran además la fuente de empleo y sustento de muchas personas. 

Con esta decisión del gobierno federal queda claro que cuando venga la recuperación estas empresas ya no estarán ahí y tampoco contarán con el capital para rehacer sus negocios, por lo que los ex empresarios tendrán que buscar empleo en una economía que no genera los suficientes, ni en número ni en calidad. Entonces la recuperación beneficiará a quienes tuvieron los ahorros suficientes para mantener sus empresas en pie.

Menos empleos y con menores remuneraciones es lo que nos espera, menos PyMEs y menos Microempresas o mecanismos de autoempleo, ¿cuántos dueños de Uber no pudieron pagar el crédito que tenían? ¿cuántas empresas familiares tuvieron que vender sus activos para sobrevivir? Basta observar la enorme cantidad de locales comerciales vacíos, la enorme cantidad de personas en la calle pidiendo ayuda para comer, departamentos y casas en venta que muestran la necesidad de recursos de las familias ante la pérdida de ingresos.

Con esta reflexión entonces, la recuperación estará apalancada en las capacidades de las grandes empresas, de aquellos que tuvieron los ahorros suficientes para sobrevivir y para mantener sus activos, con ello se agudizará la desigualdad, crecerá aún más la pobreza, será muy complicado conseguir un empleo y seguramente la remuneración, en su caso, será menor. Entonces habrá tasas de crecimiento pero no mejoría en las condiciones de vida de muchas familias, es decir, las decisiones del gobierno federal provocarán fundamentalmente un crecimiento en la desigualdad y en la pobreza, además de limitar a futuro un crecimiento económico sostenible.

El componente de la inversión en la demanda agregada está compuesto por las inversiones de los grandes grupos y capitales de México y del mundo, que no está creciendo, pero sobre todo se compone de las pequeñas inversiones que muchos, muchos mexicanos hacemos en pequeños proyectos de emprendimiento que es donde se genera la mayor cantidad de empleos en la economía, y esos emprendedores hoy son muchos menos y volver a tenerlos será un esfuerzo de décadas.

Por ello, creo que la estrategia económica seguida por el gobierno actual ante la pandemia es contraria a los intereses de disminuir la desigualdad y la pobreza y no sólo no la disminuirá sino que la aumentará en el tiempo.

Proteger a las pequeñas empresas, a los pequeños patrimonios invertidos en ellas, proteger la posibilidad de mantener esos empleos, evitar la destrucción de capacidades de producción y de generación de empleos, debió haber sido el propósito del gobierno durante la pandemia. No apoyarlos, aún implicando la contratación de deuda, tendrá un gravísimo impacto en la calidad de vida de las personas y por supuesto aumentará de manera importante la desigualdad y la pobreza.

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