El pasado miércoles 28 de julio, el INEGI presentó los resultados de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) 2020, la cual proporciona información sobre el monto, procedencia y distribución de los ingresos y gastos de los hogares, las características ocupacionales y sociodemográficas de los integrantes del hogar, y sobre la infraestructura de la vivienda y el equipamiento del hogar.
En 2020, el ingreso total trimestral promedio de los hogares de México fue de $ 53,798. De este, 93.5 % fue ingreso corriente (monetario y no monetario) que alcanzó los $ 50,309 (5.8 % menos que en 2018) y 6.5 % fueron percepciones financieras y de capital.
El principal componente del ingreso corriente fue el ingreso por trabajo (63.8 % del ingreso corriente trimestral), que en 2020 se ubicó en un promedio trimestral por hogar de $ 32,106; registrando una disminución de 10.7 % respecto al nivel registrado en 2018. La segunda fuente de ingreso de los hogares fueron las transferencias (17.6 % del ingreso corriente trimestral); que incluyen jubilaciones y pensiones, becas, donativos, remesas, beneficios gubernamentales y transferencias de otros hogares e instituciones, las cuales ascendieron a $ 8,871 promedio trimestral por hogar, 8.3 % por encima del valor reportado en 2018. Es importante destacar que las jubilaciones y pensiones ascendieron a $ 4,284 promedio trimestral del hogar, es decir, cerca del 50 % del total de transferencias que reciben los hogares.
Al analizar por decil, se observa que mientras en el promedio nacional el ingreso corriente de los hogares cayó 5.8 %, el del primer decil creció 1.3 % y la variación para el resto de los deciles fue negativa, siendo la mayor caída la del décimo decil de 9.2 %. Sin embargo, las caídas para los deciles II-X son estadísticamente significativas, mientras que el crecimiento para el decil I no lo es, es decir, no se puede concluir que en el primer decil se haya observado un incremento en el ingreso, mientras que en los deciles II-X la reducción en los ingresos sí es concluyente.
Si distinguimos por tamaño de localidad se observa que mientras que el ingreso corriente en los hogares de localidades urbanas se redujo 8 % respecto a 2018, para los hogares de localidades rurales se incrementó 3.6 %. Al analizar por decil, en las localidades urbanas se observa una caída generalizada (estadísticamente significativa) para todos los niveles de ingreso, donde las caídas más pronunciadas se observan en el primer decil (los más pobres) y en el décimo decil (los más ricos), con variaciones porcentuales de (-)8.8 % y (-)10.9 % respectivamente.
Por otro lado, en las localidades rurales se observa un incremento generalizado para todos los niveles de ingreso, aunque para los deciles VIII a X estos incrementos no son estadísticamente significativos. Al momento de interpretar estos resultados, es importante recordar que el 78.4 % de los hogares se concentran en localidades urbanas y el 21.6 % en rurales, por lo que las reducciones en todos los niveles de ingreso en las localidades urbanas resultarán en un incremento significativo en la medición de pobreza (específicamente la urbana) que publicará próximamente CONEVAL.
Respecto al gasto, en los hogares de México, el promedio del gasto total trimestral en 2020 fue $ 47,396. De este, 83.2 % es gasto corriente (monetario y no monetario) y 16.8 % son erogaciones financieras y de capital. Al interior, el gasto corriente monetario fue de $ 29,910 (12.9 % menos que en 2018). Dentro del gasto corriente monetario, el principal componente fue el de alimentos, bebidas y tabaco (38 % del gasto corriente monetario trimestral) que se ubicó en un promedio trimestral por hogar de $ 11,380, registrando una disminución de 5.9 % respecto al nivel registrado en 2018. Como consecuencia de la pandemia de COVID-19, destacan las caídas en los rubros de educación y esparcimiento de 44.8 %, vestido y calzado 42 % y transporte y comunicaciones 18.9 %, así como el alza en el rubro de salud que ascendió a 40.5 %.
Al descomponer los gastos en salud por decil de ingresos, en México, ¿cómo vamos? encontramos que los hogares asumieron los costos en salud de la pandemia de COVID-19 en 2020. El gasto promedio trimestral en salud como porcentaje del ingreso corriente se elevó en todos los deciles respecto a 2016 y 2018. Para los hogares del decil 1 los gastos en salud en 2020 representaron el 5% de su ingreso trimestral corriente, mostrando que la pandemia afectó en mayor proporción a los hogares más vulnerables y sin acceso a servicios de salud –la población que se autorreportó como beneficiaria de alguna institución pública de salud se redujo 14.7 millones de personas al pasar de 102.1 millones en 2018 a 87.4 millones en 2020–. El peso de los gastos asociados a salud en año de pandemia para los hogares en el primer decil representó el doble que el porcentaje de gasto para aquellos hogares del decil 6 en adelante.
El resultado de que los gastos en salud sean trasladados hacia los hogares nos habla sobre cómo los programas sociales implementados desde el cambio de administración federal en 2018 no son integrales, las transferencias monetarias directas no son suficientes para contrarrestar uno de los problemas más profundos en nuestro país, la desigualdad de oportunidades. Además de no ser suficiente, de acuerdo con INDESIG, la política social actual en México es regresiva. Las transferencias monetarias directas deben ir acompañadas de una inversión gubernamental estructural en la adecuada provisión de bienes y servicios públicos en el sector salud para evitar resultados como los observados en 2020, así como en otros rubros que son necesarios para la recuperación económica incluyente.
Es momento de dejar la austeridad y realizar los cambios necesarios, como el incremento de ingresos públicos a través de un reforma fiscal comprensiva, que deriven en la implementación de programas sociales integrales exitosos en nuestro país.
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* Axel Eduardo González (@AxelEduardoGG) es investigador en México, ¿cómo vamos?