El periódico de ayer no tiene mucho valor. El de hace un mes, menos. Excepto si los problemas que ahí se señalaron persisten y afectan a la sociedad. Excepto si no ha habido medidas para resolver los problemas que el periódico, los medios y la información pública señalaron.
Hace más de un mes, tanto el INEGI como el CONEVAL hicieron pública la información de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares 2020 (ENIGH2020) y la situación de la pobreza en México. Muchos medios y periódicos dieron cuenta de esa información.
La ENIGH, con diversas modificaciones, se ha generado al menos desde 1977. Su información refleja con mucha precisión la realidad de las familias en México. Los encuestadores del INEGI van a los hogares, en ocasiones están en contacto con las familias por casi una semana y reflejan en los cuestionarios lo que las familias manifiestan respecto a su bienestar, especialmente sus ingresos, sus gastos y la situación económica y social de los miembros de la familia.
No hay mejor forma de conocer realmente lo que les sucede a las familias en todo el país y en todos los estados que mediante esta encuesta, así como con el resto de las encuestas a hogares y los censos que levanta el INEGI. Los políticos que van de gira, el presidente incluido, pueden ver una parte de la realidad del país, sin duda, pero no tienen tiempo de entrar con millones de familias representativas del país y obtener información detallada. Es más, si en las giras de los políticos los auditorios están llenos de personas afines políticamente, lo que se puede ver es una parte de la realidad bastante sesgada.
Por eso, con el nivel de profesionalismo e independencia que hoy tienen el INEGI y el CONEVAL -que utiliza la información de la ENIGH para medir pobreza de manera transparente- lo mejor que pueden hacer los políticos, los funcionarios gubernamentales nacionales, estatales y municipales, los congresos y, si me apuran mucho, la sociedad en su conjunto, es tomar en cuenta la información de estos organismos para saber cómo estamos como sociedad.
La información estadística de ambas instituciones complementa de manera certera la información que cada uno de nosotros tiene del país. Yo tengo una idea del país, pero especialmente de la realidad que tengo alrededor; tú también, amable lector. Si hay instituciones que trabajan para tomar en cuenta lo que dicen millones de familias mexicanas, hay que usar esa información. Es como ver la tomografía que nos muestra el médico. Uno puede tener una idea de cómo nos sentimos, pero la tomografía, los resultados de laboratorio o cualquier análisis minucioso interno, no sólo complementan la idea que tenemos sobre nosotros mismos, incluso puede salvarnos la vida, pues tenemos claridad de qué es necesario hacer para estar mejor.
Desafortunadamente, en muchas ocasiones los gobiernos no toman en cuenta esta valiosa información cuando no coincide con su propia visión del país. Si uno se siente relativamente bien, pero la tomografía -o la resonancia magnética- muestra células de cáncer, es posible que también quisiéramos negar esa realidad. En el peor de los casos, alguien podría pensar que el médico es un opositor político (¡). El presidente actual parece confiar más en su visión del país, a partir de giras, de información de sus colaboradores y de su lente político, que en la información que brindan las familias a través del INEGI y del CONEVAL. Además, si los periódicos que daban cuenta de esa información son de hace varios días y la gente está ya con otras noticias, la presión que tiene el gobierno a partir de la realidad que muestra la ENIGH se diluye. Lo que no se diluye es la realidad de muchas familias. Por eso vale la pena recordar esta situación una y otra vez.
La información estadística nos mostró que 2020 fue un año en el cual las familias tuvieron graves problemas para obtener ingreso. El ingreso del trabajo, que para muchos hogares es el total del su ingreso, cayó 10.7% entre 2018 y 2020. Las áreas urbanas fueron las más afectadas pues en el ámbito rural la agricultura ayudó a que las familias tuvieran ingreso. El empleo todavía no alcanza el nivel que tenía antes de la pandemia, pero para las mujeres, que fueron quienes más se vieron afectadas por el binomio letal de mayor tiempo en el cuidado del hogar y menor tiempo en el empleo, esa realidad no se va a recuperar rápidamente.
La información en boca de las familias muestra que el gobierno tuvo un pobre desempeño durante la pandemia, especialmente para los más pobres. Si bien los programas sociales y las becas educativas en su conjunto aumentaron 45 % en dos años, el apoyo a lo más pobres disminuyó en 32 %.
En el sexenio de “primero los pobres”, los programas sociales no llegaron a los más pobres. No sólo eso, el programa Prospera se eliminó en este gobierno y se transformó en tres programas de becas: Becas Benito Juárez para Educación Básica, Becas para Media Superior y Jóvenes Escribiendo el Futuro. Lo que las familias manifiestan es que estos montos se redujeron en 35 % en total, pero que para los más pobres la reducción fue de 63 % y para quienes tienen más ingresos el aumento fue de 380 % entre 2018 y 2020. Las becas favorecieron a los ingresos más altos en detrimento de los más pobres.
En el caso del Programa para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores, el apoyo total se incrementó en 185 %, dicho por las familias, pero para quienes tiene menos ingreso el incremento fue de casi 17 % entre 2018 y 2020 y para quienes tienen más ingresos el apoyo se incrementó en 457 %. El incremento de los programas sociales y las becas que brinda el gobierno no tuvo como prioridad la población más pobre. El gasto social en estos rubros amplió la desigualdad en el país.
La información de la ENIGH2020 también muestra una tragedia en los servicios de salud en el país. Entre 2018 y 2020 la carencia de acceso a los servicios de salud se incrementó en 15 millones de personas. Es decir, hoy la población manifiesta tener menos acceso a los servicios de salud y manifiesta que ahora paga más que antes. El gasto en salud se incrementó en 40% en dos años (estaba tentado en poner signos de exclamación en cada una de estas alarmantes cifras, pero el texto estaría lleno de ellas, así que los omití).
La pandemia nos hizo gastar más ante un sistema de salud que desechó el Seguro Popular sin tener nada a cambio, que redujo el presupuesto y que no tiene medicinas. Aún peor, como ahora el gobierno dice que las medicinas son gratis, los médicos en las instituciones públicas no dan recetas para que la gente no las compre y no le cuesten. De toda la tomografía de las familias mexicanas que nos brinda la información de la encuesta, creo que lo relativo a los servicios de salud es la peor noticia, es la peor realidad que hoy siguen sufriendo esas familias.
Esta realidad fue noticia hace más de un mes (finales de julio 2021), pero no son noticias viejas. Hay que tenerlas presentes y hacerlas oír para que contrasten, o al menos complementen, la visión muchas veces errada de quien hoy toma las decisiones gubernamentales.
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* Gonzalo Hernández Licona (@GHLicona) es Director de la Red de Pobreza Multidimensional, consultor en evaluación para UNICEF y experto México, ¿cómo vamos?