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Elección en Coahuila: divide y vencerás

  • El Imperio Romano perfeccionó a lo largo de varios siglos una estrategia para mantener la paz en sus provincias conquistadas: generaba conflictos en las aldeas vecinas, aun cuando formaban parte de la misma etnia, para evitar la creación de coaliciones que pudieran poner en peligro su dominio. Dicha estrategia ha sido reproducida en muchos contextos y momentos a lo largo de la historia, se ha aplicado al campo de la guerra, de los negocios y de la competencia política, en donde las divisiones internas en un partido político o coalición pueden minar sus oportunidades de llegar al poder.
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Ilustración Alberto Caudillo | Cortesía de Nexos

Este es el escenario que se vive en Coahuila en la recta final del proceso electoral para renovar la gubernatura, con cuatro candidatos que compiten por el puesto; hace algunos meses tres de ellos eran aliados, pero ante una mala gestión del proceso interno de selección del candidato de Morena, ahora compiten por siglas diferentes, se atacan todos los días y canibalizan el mismo electorado, minando así la oportunidad de disputar el poder al PRI y a sus aliados.

Los cuatro candidatos que se disputan la gubernatura son: Manolo Jiménez Salinas de la alianza PRI-PAN-PRD, quien viene de ser secretario de Inclusión y Desarrollo Social y previamente fue alcalde de Saltillo; Santana Armando Guadiana Tijerina, de Morena, senador con licencia y empresario minero; Ricardo Sóstenes Mejía Berdeja, quien compite por el PT y se desempeñaba hasta antes de la elección como subsecretario de Seguridad Pública Federal y, por último, Evaristo Lenin Pérez Rivera, de la alianza Unidad Democrática de Coahuila (UDC) y PVEM, quien fue diputado federal y exalcalde de Acuña.

En el proceso de selección interna de Morena hubo cinco personas que buscaron la nominación: Armando Guadiana, Ricardo Mejía, Luis Fernando Salazar (exsenador), Reyes Flores Hurtado (exdelegado de Programas Federales en Coahuila), y el propio Evaristo Lenin Pérez, como aspirante externo, aunque antes de que comenzara el proceso anunció que su partido, UDC, que en 2021 había ido en alianza con Morena, competiría por su cuenta para la gubernatura.

Es decir, de haber garantizado la unidad, se podría haber tenido un escenario similar al del Estado de México, con un candidato de la alianza PRI-PAN-PRD y otro de la alianza Morena-PT-UDC-Partido Verde. Sin embargo, dicho proceso fue poco transparente y los candidatos perdedores no quedaron conformes con los resultados de las encuestas. Ello propició el anuncio de Ricardo Mejía Berdeja de competir por su cuenta con el PT, mientras que Lenin Pérez logró construir una alianza con otro aliado de Morena, el PVEM. En estos días el Partido Verde salió a pedir el voto en favor de Morena, a pesar de que Lenin Pérez se negó a declinar en favor de Armando Guadiana.

Un análisis de las últimas ocho encuestas publicadas, nos muestra que Manolo Jiménez, del PRI-PAN-PRD, tiene el 47 % de la intención de voto y una ventaja de 19 puntos porcentuales respecto al candidato de Morena, Armando Guadiana, que se ubica en el 28 % de las preferencias y que a su vez supera en 11 puntos porcentuales a Ricardo Mejía Berdeja, del PT, quien tiene el 17 % de las preferencias. En último sitio se encuentra Evaristo Lenin Pérez, de UDC-PVEM, que tiene apenas el 6 % de lo votos proyectados.

En un escenario contrafactual donde Morena hubiera ido en alianza con PT, PVEM y UDC, estaríamos frente a una elección sumamente competida y con posibilidades de triunfo para ese frente pro-4T. Sin embargo, la división de las izquierdas en Coahuila tiene como consecuencia una alta probabilidad de triunfo de Manolo Jiménez Salinas, por un margen holgado.

Sin duda, parte de la responsabilidad de esta división se encuentra al interior de Morena y sus partidos aliados, pero también contribuyó el Gobierno del estado y el PRI local; desde la prensa y mediante operadores, fomentaron ataques contra Ricardo Mejía Berdeja al mismo tiempo que ensalzaron a Armando Guadiana Tijerina. Al final la jugada resultó mejor de lo que esperaban: no sólo Guadiana se convirtió en candidato, sino que además se dividió el voto de la izquierda.

En campaña el contraste es notable. Por un lado un candidato activo y joven, de 38 años, como lo es Manolo Jiménez, que tiene una agenda saturada de eventos y buena conexión en redes y medios de comunicación; por el otro, Armando Guadiana, a quien la edad le impide tener más eventos de campaña, ya que cuenta con 77 años. Además ha sido errático tanto en los debates como en su mensaje. Además está Ricardo Mejía Berdeja, un candidato que confronta y genera discusión, pero al que las siglas por las que compite le resultan insuficientes: a pesar de haber quintuplicando la intención de voto del PT, sigue en tercer sitio.

Por ende, de confirmarse la tendencia que marcan las encuestas, Coahuila tendrá como gobernador a Manolo Jiménez Salinas, quien junto con Esteban Villegas de Durango, será uno de los únicos gobernadores del PRI en el país. Ello representará un reto en su relación con el gobierno federal, encabezado por Morena, no sólo porque proviene de un partido distinto, sino porque el PRI no cuenta con suficientes gobernadores o legisladores para hacer un frente común y exigir un mejor trato.

Coahuila, como la mayor parte de los estados del norte, se han visto afectado en la distribución de obra pública, que se ha concentrado en los estados del sur y centro del país. Lo mismo ha sucedido con los fondos concursables y con varios programas sociales que, si bien tienen cobertura en Coahuila, es menor que en muchas entidades. A lo anterior debemos sumar que la deuda pública per cápita de Coahuila es una de las más altas del país; el pago de los intereses impide pensar en grandes proyectos de infraestructura y limita la capacidad de poner en marcha nuevos programas sociales.

Si Manolo Jiménez Salinas desea que el gobierno federal lo trate lo mejor posible, tendrá que establecer una estrategia de buena relación con el presidente López Obrador para poder continuar con una serie de sinergias que le han funcionado al actual gobernador, Miguel Ángel Riquelme Solís. Sobre todo en la coordinación de las tareas de seguridad pública —Coahuila es una de las entidades con menores índices delictivos—, en atracción de inversión extranjera y en educación.

De ganar, también deberá enfocarse en obra pública, recursos para la salud y fondos para el campo, ámbitos en los que Coahuila también se ha visto marginado. Además de propiciar la solución a problemas de índole regional que tienen repercusiones en la calidad de vida de muchos habitantes, como es el proceso de quiebra de la empresa Altos Hornos de México —que emplea de forma directa o indirecta a más del 30 % de la población económicamente activa de Monclova, la tercera ciudad más grande la entidad—, o la escasez de agua en la Zona Metropolitana de La Laguna.

Derivado de lo anterior, Morena tiene el reto de aprender de la elección de Coahuila con miras al 2024. A pesar de su fortaleza nacional, las divisiones pueden generar oportunidades para la alianza PRI-PAN-PRD o Movimiento Ciudadano. Por ende, será prioritario que cuiden la unidad.

También Manolo Jiménez, el probable ganador de la elección, tendrá importantes retos en caso de ser electo, en especial en materia de coordinación con el gobierno federal, de forma que el partido en el que milita no se convierta en un impedimento para realizar sus proyectos y cumplir sus compromisos de campaña.

Te invitamos a leer este artículo en Nexos.

Víctor Manuel Sánchez Valdés
Profesor investigador de la Universidad Autónoma de Coahuila y doctor en políticas públicas por el CIDE

Este texto es una colaboración entre México, ¿cómo vamos? y nexos.

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