La historia de Quintana Roo como estado sería impensable sin el turismo. Aunque Chetumal —la ciudad capital del estado— fue fundada en 1898 como puerto comercial para establecer los límites mexicanos ante las entonces Honduras Británicas, hoy Belice, fue la fundación de Cancún en 1970 la que dio el impulso desde la capital del país para establecer un centro turístico integralmente planeado en lo que cuatro años después sería la entidad federativa número 32 del país. Esta ciudad, junto con otros centros turísticos integralmente planeados como Los Cabos y Huatulco, buscaba competir con los grandes centros turísticos de Norteamérica y El Caribe. Los resultados están a la vista: Cancún y la Riviera Maya son hoy algunos de los principales destinos turísticos globales.
Pero, tras cinco décadas de existencia, la Riviera Maya enfrenta un dilema que definirá su futuro: seguir siendo una región altamente dependiente del turismo o apostar por la diversificación de sus actividades económicas. No es la primera vez que la entidad se enfrenta a esta disyuntiva: tras el azote del huracán Wilma en 2005, que devastó la zona norte del estado y cesó las actividades durante casi tres meses, las y los quintanarroenses tuvimos un recordatorio de la fragilidad del actual modelo económico. Quedó además de manifiesto la enorme dependencia del turismo norteamericano, que era el principal origen de las temporadas altas y bajas en la actividad económica del norte del estado.
La respuesta entonces fue la llegada de inversiones multimillonarias para restaurar la infraestructura turística tras el paso del huracán Wilma y la diversificación del origen de los millones de turistas que llegan al estado cada año con un impulso a la diversificación de las conexiones aéreas, pero sin reorientar las actividades económicas del estado para reducir la dependencia de este sector. Así, aunque hoy Quintana Roo tiene un ciclo económico mucho menos volátil gracias a la llegada de turistas de todo el mundo a lo largo de casi todo el año, sigue dependiendo del ánimo de las personas que deciden vacacionar en nuestras tierras.
Pero, desde el verano de 2018, el norte del estado sufre un nuevo revés: debido a los cambios provocados por la crisis climática, las costas quintanarroenses reciben el sargazo proveniente del mar Caribe en cantidades cada vez mayores. Limpiar el sargazo es una actividad intensiva en recursos, pues requiere su remoción constante en períodos muy cortos de tiempo, si no se acumula en apenas unas horas y comienza a pudrirse. A esto se suman la erosión acelerada de la barrera de coral por el incremento en la temperatura del agua y los cambios provocados por la llegada de huracanes de mayor intensidad que se enfrentan a costas sin manglar —una barrera natural— por el crecimiento desmedido de la infraestructura turística.
Sin embargo, aun cuando la crisis climática comienza a tener efectos cada vez más fuertes y evidentes en la zona, el mayor enfrentamiento con el dilema de la diversificación económica ha sido gracias a la pandemia de covid-19: Quintana Roo fue la entidad federativa más afectada por las crisis sanitaria, económica y social derivadas de la pandemia.
Tanto el incremento en la actividad turística de Cancún como el creciente atractivo turístico de otras zonas del estado, como Playa del Carmen, Tulum y Cozumel, se reflejan en el incremento de la llegada de pasajeros al Aeropuerto Internacional de Cancún, como ilustra la Gráfica 1. Puede observarse que la caída en el total de pasajeros anuales que arribaron a este aeropuerto en 2020 respecto a 2019 fue 4.5 veces mayor que la observada durante la Gran Recesión entre 2008 y 2009. Para entender esta caída, entre abril y junio de 2020, los meses de confinamiento más estricto en las economías más ricas, arribó apenas un 4 % de los pasajeros que llegaron en el mismo período de 2019.
Gráfica 1. Llegada de pasajeros al Aeropuerto Internacional de Cancún, 2006-2021.
Número de pasajeros anuales por lugar de origen. Datos de 2021 hasta el mes de junio
Debido a la falta de medidas en nuestras fronteras, al ser uno de los pocos países que no modificaron sus políticas de ingreso de turistas al país, la Riviera Maya se volvió uno de los principales destinos de las personas del norte global que huían de las restrictivas medidas en sus países en la reapertura tras el primer confinamiento. Dado el fuerte impacto que tuvo este confinamiento en la economía estatal, como ilustra el indicador trimestral de la actividad económica estatal en la Gráfica 2, la economía quintanarroense alcanzó niveles de actividad no vistos desde el período posterior a la Gran Recesión de 2008-2009.
Gráfica 2. Indicador trimestral de la actividad económica estatal, Quintana Roo, 2000-2021
Índice Base 2013 = 100, serie desestacionalizada
Esta fuerte caída en la actividad económica se reflejó —como ilustramos en el informe “México ante las crisis 2020”— en el cierre permanente de establecimientos, que registró en Quintana Roo la peor caída entre todas las entidades federativas del país: 32 de cada 100 —prácticamente uno de cada tres— establecimientos que estaban abiertos en mayo de 2019 cerraron sus puertas para septiembre de 2020.
Pero también pudo observarse en la pérdida de puestos de empleo afiliados al IMSS en el estado. La Gráfica 3 ilustra la caída acumulada en estos puestos de trabajo en Quintana Roo desde el inicio de los últimos tres grandes sucesos que impactaron en la actividad económica de la entidad: el huracán Wilma, la Gran Recesión global y la crisis económica derivada de las medidas por la pandemia de covid-19.
Como puede observarse, la recuperación del empleo en el caso del impacto del huracán Wilma y de la Gran Recesión fue de cinco y casi treinta meses desde la ocurrencia de cada evento, respectivamente; con una caída acumulada de no más del 10 %. En el caso de la crisis económica derivada de las medidas por la pandemia de covid-19, la caída acumulada alcanzó casi el 25 % en la pérdida de puestos de empleo en apenas cinco meses, con una recuperación más acelerada que en la Gran Recesión pero aún muy por debajo de los niveles de empleo de finales de 2020.
Gráfica 3. Pérdida de puestos de empleo afiliados al IMSS en Quintana Roo
Variación acumulada desde el inicio de cada crisis, años seleccionados
La crisis económica derivada de esta pandemia trajo consigo una aguda crisis social en Quintana Roo. Una de las principales consecuencias fue el aumento en la pobreza estatal pues, de acuerdo con cifras del Coneval, fue la entidad federativa donde más aumentó la pobreza; con un 63.4 % de incremento en el número de personas en situación de pobreza, al pasar de 546 400 a 892 900 entre 2018 y 2020, respectivamente. Esto a su vez implica que la incidencia de pobreza —es decir, la proporción de personas que viven en pobreza respecto al total de la población del estado— pasó de 30.2 % a 47.5 % en el mismo período. Así, en 2020 prácticamente la mitad de la población quintanarroense vivía en situación de pobreza.
Cabe destacar además el aumento de la pobreza extrema en la entidad, es decir, de la situación en que las personas disponen de un ingreso tan bajo que, aun si se dedicase por completo a la adquisición de alimentos, no podrían adquirir los nutrientes necesarios para tener una vida sana. En Quintana Roo, las personas en situación de pobreza extrema pasaron de 69 000 a casi 200 000 entre 2018 y 2020; ello que implica que, en 2020, una de cada diez personas que residen en Quintana Roo viven en situación de pobreza extrema.
Estas cifras dan cuenta del inexistente papel que tuvo la política social en Quintana Roo para atajar la caída de los ingresos de las familias quintanarroenses, así como de la política económica para que los micro, pequeños y medianos negocios pudieran hacer frente a la fuerte caída en la actividad económica. Quintana Roo podría aprender de las medidas implementadas en otras latitudes del mundo —tal como ilustramos en el informe “Un plan para la recuperación de los sectores más vulnerables en la era poscovid-19 en México”— como el caso de Perú, donde el gobierno nacional impulsó un programa específico para dotar de liquidez a las micro, pequeñas y medianas empresas del sector turismo.
Al pensar en el futuro, más allá de reformar el modelo turístico de “todo incluido” que ha provocado bajas derramas de la llegada de pasajeros en los establecimientos pequeños y medianos, lo que a su vez provoca que los hoteles de gran turismo se queden con la mayor parte de los beneficios de la actividad turística, es momento de apostar por un nuevo modelo económico para Quintana Roo. Este nuevo modelo debería priorizar la diversificación de la actividad económica e impulsar las capacidades, conocimientos y talentos de las decenas de miles de personas que han migrado al estado para aprovecharlas en otras actividades económicas distintas del turismo, especialmente en aquellas relacionadas con el sector servicios.
De cara a los enormes desafíos que representa la crisis climática, este cambio de rumbo es impostergable. Las crisis derivadas de la pandemia de covid-19 son sólo un recordatorio de que el modelo de extrema dependencia hacia el turismo masivo es insostenible. La alta conectividad del estado con el mundo, gracias al volumen y diversidad de conexiones aéreas que ofrece su aeropuerto internacional, presenta una oportunidad única para acelerar esta diversificación. La apuesta debe estar en una nueva política económica regional y estatal que se aleje del modelo turístico tradicional y que invierta en otros subsectores de servicios hacia México y el mundo.
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Carlos Brown Solà
Economista político quintanarroense, especialista en finanzas públicas y gobernanza de SUR | Instituto del Sur Urbano y miembro del grupo de expertos de México, ¿Cómo Vamos?
Referencias
“Consulta dinámica de Información (CUBOS)”, IMSS, 2021
“Indicador Trimestral de la Actividad Económica Estatal”, sitio web de PIB y Cuentas Nacionales, Inegi, 2021.
“Compendio estadístico 2019”, sitio web de Datatur, Sectur, 2021.