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Gas natural y soberanía energética

  • Recordemos que la falta de una política para gas natural provocó en febrero de 2020 una pérdida a la CFE, misma que será transferida a los mexicanos, y que las dos empresas de energía del Estado absorben más el 20% del gasto programable total.
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FOTO: ADOLFO VLADIMIR /CUARTOSCURO.COM

Como bien sabemos, el objetivo número uno de la política energética vigente es lograr la soberanía energética. No está muy claro lo que este concepto implica. Si bien podemos pensar, con base en las declaraciones del Ejecutivo Federal y de su gabinete, que está íntimamente relacionado con el hecho de que Pemex produzca toda la gasolina que México necesita (aunque la importe), y con que la Comisión Federal de Electricidad provea el servicio eléctrico, incluyendo, de manera específica la generación eléctrica (aunque compre la mitad de la energía a plantas privadas).

En este concierto, el gran ausente es el gas natural. Este hidrocarburo tiene un rol muy especial tanto a nivel nacional como global. Es el preferido de la generación eléctrica, porque emite la mitad de los gases de efecto invernadero en comparación con el carbón y también tiene un precio muy competitivo. Bueno, lo empezó a tener desde 2008, si bien la recuperación económica de 2021 ha llevado sus precios a niveles insospechados. También es el hidrocarburo de mayor uso para los procesos industriales, y tiene una gran presencia en las residencias de los países más desarrollados.

Otra de las características relevantes del gas natural es que sus líquidos son materia prima de la industria petroquímica, de manera que su explotación se requiere por algunas décadas más, en tanto la humanidad transita de los hidrocarburos a la electricidad limpia.

Por alguna razón imposible de entender, el gas natural no aparece en el paquete indispensable de la soberanía energética definido por este gobierno. Opera, eso sí, en el discurso mañanero, a veces como un villano, cuando nos dicen que sobra y que no sabemos qué hacer con él, o bien es el responsable de los apagones, como el que ocurrió en febrero de 2020 cuando faltó (¿no habíamos quedado en que sobraba?) como resultado del congelamiento de instalaciones en Texas, región de la que importamos prácticamente todo lo que consumimos.

Sabemos ya que Petróleos Mexicanos (Pemex) tiene el mandato de suministrar a México del petróleo necesario para tener gasolina. Pero es conveniente saber también que, para Pemex, producir gas natural nunca ha sido atractivo por su muy elevada estructura de costos, que le impide participar en un negocio cuya rentabilidad es menor a la del crudo. La mayor parte del gas que Pemex produce es asociado. Es decir, se obtiene de los mismos campos petroleros que Pemex explota. También participan privados en su producción, gracias a los contratos otorgados en la administración pasada, pero estos campos a la fecha tienen una producción muy limitada. La estrategia de las rondas petroleras está cancelada esta administración, por lo que no podemos más que seguir dependiendo de Pemex.

Veamos a detalle las cifras del balance nacional de gas en los últimos cinco años. Solo con los esfuerzos de Pemex, México no está en posición de reducir su absoluta dependencia al gas importado:

Veamos la columna A, que muestra el nivel de producción de gas de Pemex. Como puede observarse, entre 2018 y 2021 la producción se ha recuperado en 3%. Es un avance marginal, pero no hay duda de que la caída se detuvo y la producción se estabilizó. Sin embargo, si atendemos a la columna E, observamos un efecto sumamente preocupante: Pemex incrementó en 9% su propia utilización de gas, es decir, muy por encima de lo que se ha recuperado la producción. Es conveniente que sepa el lector que Pemex utiliza gas natural en los propios campos petroleros para mejorar su producción, o bien lo toma de los ductos para sus instalaciones industriales; por esa razón, la práctica internacional divide el consumo en consumo petrolero (antes de entregar a ductos) y el resto del consumo, es decir, lo que se toma de los ductos.

Actualmente Pemex solo puede aportar el 3% de la demanda nacional de gas, lo que nos obliga a importarlo desde un solo punto del mundo para aprovechar los mejores precios, pero sin estrategia alguna para disminuir el riesgo de la concentración. Es una realidad que esta administración heredó los ductos de importación de gas de Texas como solución para el suministro de corto plazo, pero también heredó la estrategia para minimizar el riesgo, a través de las rondas petroleras y de un proyecto de almacenamiento subterráneo. Como ya se mencionó, las rondas están canceladas y sobre el proyecto de almacenamiento, si bien se han hecho declaraciones, no existe avance concreto alguno.

Hay un fenómeno más que es indispensable conocer: la quema de gas en los campos petroleros. Este hecho se da cuando el gas que acompaña al petróleo carece de infraestructura para ser transportado, procesado y aprovechado para su consumo. Veamos los datos:

Quemar gas daña a la naturaleza, a las comunidades que se encuentran cerca y a todos los mexicanos, ya que parte de nuestros recursos localizados en el subsuelo simplemente se queman. Si Petróleos Mexicanos no tiene la capacidad de resolver un fenómeno que, como se observa en la gráfica anterior se ha disparado, ¿por qué no permitir la participación de privados que inviertan para desarrollar la infraestructura necesaria? ¿Por qué no continuar con las rondas petroleras para que lleguen empresas de todo el mundo a dar a los mexicanos el aprovechamiento de un recurso que hoy nadie está atendiendo y que nos permitiría disminuir las importaciones?

Termino recordando al lector que la falta de una política para gas natural provocó en febrero de 2020 una pérdida a la CFE, misma que será transferida a los mexicanos, como lo estableció recientemente la CRE a través del Acuerdo A/039/2021 y que las dos empresas de energía del Estado absorben más el 20% del gasto programable total. Algo no está funcionando en la estrategia para alcanzar la soberanía energética.

Rosanety Barrios (@RosanetyBarrios) es Analista del Sector Energético, Consejera Fundadora del grupo Voz Experta, miembro del Consejo Directivo de la Asociación Nacional de Energía Solar (ANES) y experta México, ¿cómo vamos?

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