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El mercado laboral más allá de la pandemia

  • La pandemia es una oportunidad para revalorar las dinámicas e injusticias laborales que ya existían en nuestro país, considera Katia Guzmán.
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FOTO: GRACIELA LÓPEZ /CUARTOSCURO.COM

Desde que el coronavirus se insertó en nuestras dinámicas de forma abrupta, uno de los parámetros para medir la mejoría o empeoramiento de la economía ha sido comparar los indicadores con el periodo previo al choque.

Para el mercado laboral, el periodo prepandemia es el primer trimestre de 2020. Desde ese momento hasta la última actualización de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), publicada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), la mayoría de los análisis se concentran en estimar si el mercado laboral regresó a los niveles previos a la pandemia.

El objetivo de esta narrativa se centra en recuperar lo perdido durante los peores meses de confinamiento y contagios. Sin emba rgo, al acotarlo de esta manera, se corre el riesgo de asumir que el mercado laboral previo a la pandemia no tenía falla alguna; se corre el riesgo de no identificar que la pandemia funcionó como un catalizador de los problemas que este mercado ya presentaba mucho antes del coronavirus.

Uno de los retos a los que el mercado laboral mexicano se enfrenta es la participación laboral. La tasa de participación laboral, o participación económica, es el porcentaje que representa la población económicamente activa (PEA) respecto a la de 15 y más años de edad. Para ser parte de la PEA es necesario que la persona se encuentre ocupada en un empleo, o bien, esté en búsqueda activa de este. La tasa de participación laboral ayuda a medir el potencial del mercado laboral, además de que esta responde a las salidas de la fuerza laboral durante periodos críticos.

Para el último trimestre de 2021 este indicador se estimó en 59.7% —muy cerca del 59.9% registrado en el primer trimestre de 2020. Pero este escenario todavía está muy por debajo del 75% que el nuevo #SemáforoEconómico de participación laboral de México, ¿cómo vamos? establece como meta. Si desagregamos este indicador por sexo, el rezago es aún mayor. Al cuarto trimestre de 2021, la tasa de participación de los hombres es de 76.4%, mientras que la de las mujeres es 44.7% —una brecha de casi 32 puntos porcentuales.

Aspirar a regresar al 45.05% de participación laboral femenina sería conformarnos con muy poco; sobre todo al observar que la tasa de participación de las mujeres en México es menor al promedio mundial de 49% (OIT) e incluso menor al promedio de Latinoamérica. Por ello, la meta del nuevo #SemáforoEconómico de la brecha a razón de sexo en participación laboral es eliminar la brecha.

Para cumplir con este objetivo se requiere una infraestructura de cuidados desde el sector público con acompañamiento y cooperación del sector privado. Garantizar la libertad económica de las mujeres a partir del acceso al mercado laboral es un objetivo importante en sí mismo. Además, la reducción de la brecha tiene un efecto positivo en el PIB; por lo que los países con mayor desequilibrio, como el caso de México, registrarían los beneficios de una mayor expansión.

La pandemia es una oportunidad para revalorar las dinámicas e injusticias laborales que ya existían en nuestro país. La recuperación y la generación de nuevas oportunidades menos desiguales y más justas en el mercado laboral requerirá del compromiso del Estado, del sector empresarial y de la sociedad. Atender los rezagos legislativos en materia laboral , sobre todo aquellos relacionados con cuidados, como la ampliación de licencias de paternidad, el sistema nacional de cuidados, y el acceso a seguridad social para trabajadoras del hogar, puede ser un buen primer paso.

Te invitamos a leer este artículo en Expansión.

Nota del editor: Katia Guzmán Martínez es coordinadora de datos enMéxico, ¿como vamos? , que registra a detalle el crecimiento económico del país. Síguelos en Twitter , Facebook e Instagram . Las opiniones expresadas en esta columna corresponden exclusivamente a la autora.

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