📆 Esta semana en México, ¿cómo vamos?   |    Miércoles 27 de marzo: Indicadores de ocupación y empleo (ENOE mensual), febrero 2024 / Balanza comercial de mercancías (oportuna), febrero 2024    |    Viernes 29 de marzo: Estadísticas de Finanzas Públicas, febrero 2024    |    Descarga nuestro calendario económico aquí.

#BlogAnimalPolítico

Denver y lo que México necesita para crecer

  • El crecimiento de una economía no es una consecuencia espontánea de que se abran los servicios, que son la mayor parte de la economía mexicana. Pensar que “ya pasó lo peor” de la pandemia y que ahora sólo hace falta acelerar la vacunación, es una falacia que nos dejará con más contagios, más muertes, y con una tendencia de crecimiento y bienestar insuficientes para brindar a toda la población un mejor país.
image
FOTO: GRACIELA LÓPEZ/CUARTOSCURO.COM

El programa de Intercambio sobre Competitividad de las Américas (ACE, por sus siglas en inglés), convocado por los departamentos de Comercio y de Estado de EUA junto con la Organización de Estados Americanos (OEA), entre otros convocantes, este año se lleva a cabo en Colorado. En una semana, el gobierno local comparte con académicos, funcionarios, investigadores y promotores del desarrollo de toda América Latina sus logros en materia económica, tecnológica, de atracción de talento y fomento a la ciencia y a la sustentabilidad, así como el incremento de nuevas empresas y el florecimiento de pequeños negocios tras un año de confinamientos.

En 2020, por ejemplo, Denver –la capital de Colorado– obtuvo el segundo lugar como mejor ecosistema para empresas nuevas en Estados Unidos (Business Facilities’ Metro Rankings Report) y en 2021 la ciudad ocupa la posición número 30 del Índice Global de Ecosistema para Startups entre más de mil ciudades en todo el mundo. Para dar una idea, la Ciudad de México, capital de la economía número 15 en el mundoocupa la posición número 50. Denver tiene por embajador y promotor de su gestión económica y comercial a Alan Salazar, y el estado de Colorado tiene a Conor Murphey con esa misma función.

Es decir, en un año de pandemia los gobiernos del estado y de la ciudad han sabido aprovechar los apoyos federales que otorgó la administración federal, pero también invierten sus propios recursos en mantener posiciones competitivas para atraer grandes inversiones de largo plazo –por ejemplo, Denver está activamente promocionándose para ser en 2026 la sede de la Copa Mundial de Soccer– así como atraer nuevas empresas que utilicen ciencia y tecnología. El estado está recuperándose por una combinación de sus propios méritos y los estímulos fiscales otorgados por el gobierno federal. Así es como debiera ser la gestión de cualquier gobierno en la era postpandemia.

En contraste, en México no vemos ni de cerca una presencia gubernamental que promueva la creación de nuevas empresas tras la muerte de más de un millón de ellas entre 2019 y 2020, la mayoría de estas micro, pequeños y medianos negocios. No se establecen mecanismos para ofrecer disminuciones temporales en las cargas fiscales, ni en el otorgamiento de mayores créditos a fondo perdido, respaldados por el gobierno. En México no se dedican suficientes recursos para promover la inversión extrajera directa, el emprendimiento, ni para ingresar a la formalidad.

Es en ese contraste que vemos que, aunque el Producto Interno Bruto de México creció en 19.6% en el segundo trimestre de 2021 respecto al mismo trimestre del año pasado (comparando cifras oportunas vs. cifras observadas), aún no estamos en niveles prepandemia, sino que apenas alcanzamos aquellos observados en el último trimestre de 2016.

Entidades federativas tan importantes por su peso en la economía como la Ciudad de México se contrajo 6.9% en el primer trimestre del año. Y si bien a nivel nacional en el segundo trimestre del año el crecimiento trimestral fue mayor (1.5%) que en el segundo (0.8%), la recuperación económica en México aún requiere sortear obstáculos como el aumento de brechas de ingresos por sexo, que se exacerba en el sector informal y entre estados.

México es una economía que depende en más del 60% del sector de los servicios, que son intensivos en contacto humano, y que con el avance de la vacunación podríamos esperar que se siguieran recuperando –crecieron 17% en el segundo trimestre de este año en comparación con el de 2020–, siempre que se confirme que la variante Delta del virus Sars-Cov-2 afecta en menor medida a las personas vacunadas en México. Sin embargo, dadas las últimas noticias del Centro de Prevención y Control de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos y de la Organización Mundial de la Salud, este pronóstico puede tener variaciones, puesto que la nueva “variante del virus es más contagiosa y más agresiva por lo que se espera que los gobiernos implementen restricciones en la interacciones sociales”.

Tanto que el propio Fondo Monetario Internacional anunció en su última revisión de estimaciones sobre el crecimiento mundial que las expectativas de recuperación para los países de menores niveles de desarrollo se recortaban mientras que las de países desarrollados aumentaban. En el caso de México, las expectativas crecieron, pasando de una estimación de 5% a una de 6.3% para este año, y ajustando 4.2% para el próximo.

Entonces, ¿por qué debiera preocuparnos la estrategia del gobierno? Todo parece ir mejorando

No. No todo; aunque existen razones por las cuales el gobierno está contribuyendo –si bien de manera acotada– a la recuperación. La primera es sin duda el avance de la vacunación. La segunda es que la recaudación ha aumentado ligeramente respecto al programa establecido por Hacienda, logrando con ello cierto respiro en las finanzas públicas.

Pero en el frente de todo lo que el gobierno no ha podido ofrecer destaca una larga lista de pendientes. Es primero es mejorar la limitada acción frente a la pandemia, pero la lista es larga. El uso de métricas sobre el avance de los contagios que no permiten contabilizar y estimar la dimensión real de pandemia, sobre todo cuando los contagios se multiplican. Los semáforos epidemiológicos son poco claros, con metodologías opacas. La falta de estímulos fiscales para la sobrevivencia de unidades económicas de tamaño micro, pequeñas y medianas, que ofrecen empleo a casi 70% la fuerza laboral. La ausencia de programas de integración de los migrantes del sur global que llegan buscando mejores oportunidades y con muchas ganas de trabajarLa falta de inversión pública dedicada a reactivar la economía con miras al largo plazo, y las constantes mermas para que la inversión privada permita detonar el crecimiento. El abandono de los más pobres, tanto en servicios de salud como en la cobertura insuficiente de programas sociales, según consta en la ENIGH 2020 (INEGI).

Estados Unidos, principal socio comercial de México, ya regresó a niveles prepandemia. No es casualidad; es porque aunado a los estímulos del gobierno federal norteamericano, existen ambiciosos programas de recuperación que centran sus esfuerzos en la competitividad, en la sustentabilidad, en la inclusión y en la promoción de la actividad económica de personas emprendedoras desde lo local, algo que en México no se ha logrado implementar con éxito, según lo confirman los datos: al primer trimestre del año, si bien 24 estados habían mostrado una recuperación respecto al cierre de 2020, el mismo número de entidades permanecían por debajo de su nivel económico del primer trimestre de 2020, sobre todo aquellas entidades cuya economía depende fuertemente de la prestación de servicios.

Visita el semáforo de crecimiento económico nacional aquí.

Te invitamos a leer este artículo en Animal Político.

Suscríbete a nuestro
newsletter

Enviamos nuestro boletín con la información económica más relevante, el análisis, los contenidos multimedia, la opinión de nuestros expertos, y más, todos los lunes.

Ver archivo