Culturalmente, los cuidados han estado a cargo de las mujeres, pues permanece la idea de que las labores domésticas, la crianza de los niños y los cuidados de los familiares corresponden intrínsecamente a las mujeres ( Garfias, 2021 ).
La Encuesta Nacional sobre el Uso del Tiempo ( ENUT, 2019 ), muestra que 67.0% del tiempo total de trabajo que realizan las mujeres es no remunerado, 31.0% es trabajo remunerado y 3.0% lo dedican a producción de bienes para uso exclusivo del hogar, en contraste con el tiempo total de trabajo realizado por los hombres que solo el 28.0% es trabajo no remunerado, 69.0% es trabajo remunerado y 3.0% del tiempo producen bienes para uso exclusivo del hogar.
Entonces, las mujeres trabajan pero la mayor parte del tiempo lo dedican a labores no remuneradas como las labores de cuidado y las labores domésticas.
En este sentido, la brecha de la participación laboral entre mujeres y hombres es de 31.4 puntos porcentuales. La tasa de participación de los hombres es de 76.5%, mientras que la de las mujeres es 45.1%. Asimismo, las mujeres tienen mayor participación laboral en el mercado informal, en donde 54.7% de las mujeres y 49.4% de los hombres trabajan en el sector informal (Inegi, 2021).
Respecto a la diferencia de salarios entre hombres y mujeres, el ingreso laboral mensual promedio de los hombres es de 8,502.79 pesos, en contraste con el de las mujeres que es de 7,065.15. Además, esta brecha se ensancha cuando el empleo es formal, ya que los hombres perciben en promedio 11,254.48 pesos mensuales y las mujeres perciben 9,904.12 pesos mensuales.
Asimismo, existe una diferencia de género en el empleo informal. Los hombres perciben 6,267.33 pesos mensuales, a diferencia de las mujeres que en promedio perciben 4,650.80 pesos mensuales; una diferencia de ingresos de 1,616.53 pesos mensuales menos para las mujeres ( ENOE, 2T2022 ).
Este escenario, en donde las mujeres perciben menores salarios que los hombres, participan menos en el mercado laboral y, cuando lo hacen, se incorporan en mayor medida al mercado laboral informal, explica en parte la diferencia de género del ahorro para el retiro.
Si las mujeres no trabajan, no pueden ahorrar. Y si trabajan en el mercado laboral informal, además de carecer de seguridad social, tienen menores salarios, inclusión financiera y cuentas de ahorro y, por lo tanto, el ahorro para el retiro es bajo. Lo anterior es relevante para diseñar políticas públicas que corrijan las desigualdades entre hombres y mujeres en el mercado laboral y puedan incidir en el ahorro para el retiro.
Dicho lo anterior, para promover la participación de la mujer en el mercado laboral se propone promover el Sistema Integral de Cuidados, que se refiere a un conjunto de acciones, servicios y prestaciones, públicas y privadas, así como leyes, regulaciones, normas y políticas, para asegurar progresivamente el derecho al cuidado de las personas que lo requieren, como las infancias, personas con discapacidad o enfermedad y personas mayores que no pueden satisfacer estos cuidados por sí mismas, de quienes los brindan de manera no remunerada y remunerada y de quienes tienen responsabilidades de cuidados como personas que requieran tiempo para cuidar sin detrimento a su desarrollo escolar, laboral o personal (Diccionario de los cuidados, OXFAM, 2022 ).
Algunas de las acciones gubernamentales y privadas que se pueden diseñar e implementar para promover el Sistema Integral de Cuidados incluye: la prestación de servicios de guarderías, escuelas de horario ampliado y centros de cuidado diurno, de rehabilitación, asilos, servicios domiciliarios y de trabajadoras del hogar, aseguramiento y protección para las y los trabajadores remunerados y no remunerados del cuidado, medidas de corresponsabilidad con las personas trabajadoras con responsabilidades de cuidados y apoyos y transferencias ( CEPAL-ONU Mujeres, 2021 ; ONU Mujeres INMUJERES, 2018 ; CEEY, 2019 ).
En suma, las fallas estructurales del mercado laboral aunado a la mayor prevalencia de las labores de cuidado de las mujeres comparadas con los hombres, derivan en una situación inequitativa para las mujeres en el ahorro para el retiro. Está en nuestras manos hacer algo al respecto.
Te invitamos a leer este artículo en Expansión.
Nota del editor: Ana González Franco (@AMGFLDL) es project manager en México, ¿cómo vamos? Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente a la autora.