En el contexto de sus elecciones presidenciales –las cuales, al momento de la redacción de este texto, no tienen un resultado definitivo– el Departamento de Comercio de Estados Unidos publicó esta semana las cifras sobre su balanza comercial hasta septiembre de 2020.
Los datos del tercer trimestre del año muestran que México recuperó terreno en el mercado estadounidense de importaciones: mientras que en el segundo trimestre – periodo en que se implementaron medidas de confinamiento y un cese de actividades económicas – sólo 11.1% de las importaciones hechas por Estados Unidos provinieron de México (la proporción más baja desde el 2009), en el tercer trimestre este porcentaje incrementó a 14.5%.
Este salto refleja la gradual reapertura del sector manufacturero en el país tras la Jornada de Sana Distancia que finalizó el 30 de mayo. Una situación similar se observó en Canadá, cuyas importaciones aportaron 10.1% del total en el 2T2020 y 11.6% en el 3T2020 -si bien el incremento en la participación mexicana fue más pronunciado-.
El peso de las exportaciones chinas en el mercado estadounidense también fue ilustrativo del impacto de las medidas de confinamiento que se implementaron meses antes que las de México, Canadá y Estados Unidos.
En el primer trimestre del año, sólo 13.3% de las importaciones hechas por Estados Unidos provinieron de China, porcentaje que subió a 20.7% en el segundo trimestre y bajó ligeramente a 20.1% durante el tercer trimestre de 2020, cuando los productos mexicanos y canadienses regresaron con fuerza al mercado.
Además de los cambios en el comercio internacional a raíz de la pandemia, los datos presentados subrayan un elemento importante en el contexto de la recuperación económica y las elecciones en Estados Unidos: México es, desde 2019, el principal socio comercial de Estados Unidos, lo cual significa que la suma de lo que el país del norte exporta a nuestro país y lo que importa desde él es mayor a lo que intercambia con cualquier otra economía.
El sector exportador ha sido un motor importante de la recuperación económica del país –aunque ésta ha sido moderada y no nos permite aún recobrar los niveles vistos antes de la pandemia-. Después de haber caído en los meses de febrero a mayo, las exportaciones han incrementado desde junio. Incluso, en septiembre el valor de las exportaciones tuvo una tasa de crecimiento anual positiva.
Para mantener el impulso es necesario fortalecer el sector manufacturero del país y las actividades encaminadas a la venta de productos mexicanos en el extranjero. Entre otros factores, es fundamental la atracción de inversión extranjera y doméstica, cuya condición esencial es la certeza jurídica y la confianza en el entorno de negocios del país.
Aunado a ello, debe fomentarse la reactivación de la demanda interna, para lo cual se requiere que los ingresos de los trabajadores y las familias del país restablezcan sus niveles de ingresos después de la disminución causada por la crisis, una condición difícil de cumplir sin proporcionar fundamentos y apoyo para la recuperación del empleo a nivel nacional.
En suma, México debería procurar una estrategia de crecimiento orientada a explotar fortalezas como la relación comercial con el vecino del norte, y mejorar las debilidades exacerbadas por la crisis, como un mercado laboral débil y un detrimento de la competitividad del país.