Los mexicanos necesitamos crecimiento económico para aspirar a mejores condiciones de vida. Más allá del discurso necesitamos planes, proyectos, acciones que permitan aumentar el capital humano y físico de México del futuro y que toda la estrategia sea sustentable, porque Tierra sólo hay una.
En estos años vivimos un contexto adverso, por decir lo mínimo, con una pandemia de la cual todavía no salimos y ahora la guerra en una región clave para los energéticos y los alimentos.
Ante todas las implicaciones negativas de estos eventos en el crecimiento económico, hoy el plan es nacionalizar el litio , ¿cómo lo extraeremos y comercializaremos? Aún no sabemos, por lo que, en un primer vistazo, no resuelve el problema de crecimiento que tenemos en el país.
Esta semana se celebran las Reuniones de Primavera del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial. La principal preocupación: los efectos negativos de la guerra en la proyecciones de crecimiento, en medio de un contexto generalizado de alta inflación y una divergencia entre las economías avanzadas y emergentes que anticipan una nueva configuración geopolítica que no se discutía desde la caída del muro de Berlín.
El documento del FMI relativo a las perspectivas de crecimiento tuvo importantes revisiones a la baja por el impacto de la ocupación rusa a Ucrania y el momento de endurecimiento de las condiciones financieras mundiales a causa de la alta inflación. En este sentido, México no fue la excepción y nuestras expectativas de crecimiento disminuyeron para 2022 de 2.8% a 2.0% anual y para 2023 de 2.7% a 2.5% anual.
Recordando que nuestra economía tiene un tamaño similar al que tenía en el tercer trimestre de 2016 , el reto se vuelve más complejo y nos exige un plan ambicioso para ser más productivos aún con los factores externos en nuestra contra.
Con el cambio climático encima además de la pandemia y la guerra que encarece el suministro de energéticos, un plan de mediano plazo para promover la generación de energía eléctrica renovable en el país detonaría empleo en el corto plazo y atraería inversión en el mediano plazo y para el largo plazo, ese donde Keynes insistía en que todos estaríamos muertos, México contaría con mayores capacidades para producir y acceder a mayor desarrollo social.
La coyuntura de hoy nos empuja a pensar soluciones fuera de lo tradicional, ya que, la energía proveniente de combustibles fósiles nos condena a la extinción.
Por otro lado, el FMI advierte que los mayores precios en alimentos afectan en mayor proporción a las poblaciones vulnerables, lo que podría traer descontento social. Uno se convence fácilmente de esta aseveración cuando el 40.3% de la población en México al cuarto trimestre de 2021 no podía adquirir la canasta básica con sus ingresos laborales de su hogar.
¿Qué política social estamos discutiendo para que todas y todos tengamos acceso a la canasta básica ? Sin duda necesitamos mayor comunicación por parte de la Secretaría del Bienestar, de que los más de 50 millones de mexicanas y mexicanos en situación de pobreza laboral no están olvidados.
Los planes de desarrollo industrial en México que hacen sentido en la economía digital son bienvenidos para promover el crecimiento como el de los semiconductores impulsado desde la Secretaría de Economía. Debemos aprovechar la integración comercial que tenemos con Norteamérica a través del T-MEC para que la región sea próspera con insumos fabricados en la misma.
Proyectos de esta naturaleza deberían ser el foco de la conferencia matutina y no las descalificaciones que no nos llevan a buen puerto.
Regresando a las expectativas de crecimiento económico de 2022, que además de acuerdo con la Encuesta de Especialistas del Sector Privado del Banco de México es de alrededor del 1.8% anual, contrastan con las estimaciones de SHCP actualizadas (Precriterios 2023) de 3.4% anual para este año.
En caso de que se materialicen las expectativas del sector privado y de los Organismos Internacionales , México contaría con menores ingresos tributarios, poniendo en riesgo programas sociales, obras de infraestructura y la solidez fiscal que hemos tenido en los últimos años.
Finalmente, más allá de los focos rojos del corto plazo, innovemos en el proyecto de crecimiento que queremos para México.
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Nota del editor: Adriana García es investigadora enMéxico, ¿como vamos? , que registra a detalle el crecimiento económico del país. Síguelos en Twitter , Facebook e Instagram . Las opiniones expresadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.