Parece ser que la constante de este año será hablar de inflación. La inflación observada en la primera quincena de abril fue de 7.72% y continuó con su tendencia al alza. Sin embargo, el precio de la comida subió mucho más que el nivel general de precios. Por ejemplo, los alimentos preparados se encarecieron en 16.6%, las frutas y verduras 17.26% y las tortillas de maíz 17.4% en su variación anual; más del doble que la inflación general.
En un país con casi 52 millones de personas en pobreza laboral, estos incrementos en el nivel de precios representan una situación alarmante.
En cuanto al desempeño general de nuestra economía, si bien la economía mexicana presentó un avance en el primer trimestre de 2022 (estimación Oportuna PIB), es importante recordar que veníamos de dos trimestres consecutivos sin crecimiento. Además, aún no regresamos a niveles prepandemia, nuestra economía tiene un tamaño similar al que tenía en el cuarto trimestre 2016. A nivel estatal la recuperación ha sido muy heterogénea. Solo ocho estados de la República mostraron un crecimiento anual superior al 4.5% y nueve han regresado a su nivel prepandemia.
En este contexto de alta inflación y recuperación económica incompleta, el presidente había adelantado la semana pasada que se presentaría una propuesta que busca contener la inflación, en específico el precio de 24 productos de la canasta básica .
El Gobierno Federal ha mencionado que esta estrategia de precios justos no es una estrategia de control de precios, es decir, definir unilateralmente los precios de los 24 productos de la canasta básica para que el precio al consumidor no rebase el precio establecido, sino una estrategia de contención de precios para que en estos artículos no continúe el alza de precios observada en la segunda mitad de 2021 y en los primeros meses de 2022.
Este miércoles 4 de mayo, en la conferencia matutina del presidente, se presentó el Paquete Contra la Inflación y la Carestía (PACIC), que comprende cuatro estrategias principales, la estrategia de producción, encaminada al incremento de la oferta de alimentos; la estrategia de distribución, que gira en torno a no incrementar las tarifas en el transporte (peajes en carretera y ferroviarias); la estrategia de comercio exterior, con aranceles cero a la importación de 21 de los 24 productos de la canasta básica y cinco insumos estratégicos y finalmente; otras medidas, donde me gustaría destacar las participación privada en el PACIC ( América Móvil, Grupo Bimbo, Walmart, Chedraui, Soriana y Gruma ) y el compromiso de no incrementos en los precios de los servicios de Telmex y Telcel.
Para cumplir con este acuerdo de contención de precios en ciertos productos, las empresas deberán implementar una estrategia de subsidios cruzados, donde se compensa la pérdida de utilidad de mantener el precio estable de cierto producto a través del incremento en el precio de otros artículos.
Por ejemplo, en una empresa comercializadora que solo vende dos artículos, frijoles y lentejas, el costo que implica mantener el precio del frijol estable se traslada al precio de las lentejas para que, en general, las utilidades de la empresa se mantengan constantes.
Sin embargo, estas estrategias solo pueden ser implementadas por empresas que puedan hacer esta sustitución, en términos de capacidades y de variedad en su oferta de bienes. Una tiendita de barrio que solo vende algunos de los 24 productos que el PACIC busca contener, no tendrá la capacidad de hacer el traslado de los costos de mantener el precio de un bien estable.
En caso de que esta estrategia de contención de precios se extendiera hasta el segundo trimestre de 2023 (trimestre en que Banxico pronostica regresas al rango de variabilidad), esta pérdida en utilidad podría significar el cierre de millones de pequeñas y medianas empresas, con costos altísimos para el empleo y el emprendimiento en México. Durante la pandemia, por cada empresa que cerró, se perdieron casi 2.5 empleos, mientras que las empresas que nacieron en el periodo, solo crearon 2 empleos.
Finalmente, este plan antiinflacionario debería tener como uno de sus principales objetivos que no se deteriore más el poder adquisitivo de los hogares más pobres; es decir, que no aumente el número de hogares donde no alcanza el ingreso disponible para comprar comida. Sin embargo, el PACIC no considera programas desde la política social que busquen aminorar la caída en el poder adquisitivo de los hogares de menores ingresos.
La política social implementada por el gobierno federal es insuficiente. En 2020, solo 37% de los hogares más pobres (decil I de ingresos) eran beneficiarios de programas sociales, una disminución considerable con lo observado en 2018, cuando el alcance era del 56%.
Esto quiere decir que 63 de cada 100 de los hogares más pobres en el país se encuentra en situación de alto riesgo ante el incremento generalizado de los precios, en específico de los artículos que componen a la canasta básica.
Revisando el presupuesto modificado que presentó la SHCP en su informe trimestral al 1T2022, un paquete que asegure que los 10.8 millones de personas en condición de pobreza extrema en 2020 reciban una transferencia por el precio de la canasta básica (1,960 pesos precio febrero 2022) durante tres meses se estima en 63,180 millones de pesos.
Este programa se podría financiar con la reasignación presupuestal del presupuesto adicional asignado a la Secretaría de Turismo y a la Secretaría de Energía en el 1T2022 de 10,985 millones de pesos y 45,437.5 millones de pesos, respectivamente.
Con la presentación del PACIC, el gobierno federal demuestra una vez más, que la frase que han buscado acuñar “Primero los pobres” desde hace casi cuatro años, solo se queda en el discurso.
Te invitamos a leer este artículo en Expansión.
Nota del editor: Axel Eduardo González (@AxelEduardoGG) es investigador en México, ¿cómo vamos? Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.